Por Leo Zuckermann
Celebremos a México
Llegamos a un aniversario más de la Indepen-dencia de México en un ambiente de mucha polarización. Pero recordemos que todos somos mexicanos. Nos une la identidad con este país.
En lo personal, me encanta esta fecha. Desde el 15 de septiembre por la noche en la muy peculiar ceremonia del Grito de la Independencia.
Los años en que estudié en el extranjero, siempre me reuní el 15 por la noche con los mexicanos que andaban por ahí desperdigados. Uno de nosotros daba el Grito y ondeaba una bandera que quién sabe de dónde salía. Acto seguido comenzaba una saludable borrachera celebratoria. A veces, alguien traía un plato típico mexicano que comíamos con fruición.
He tenido la oportunidad de ver varias veces el Grito desde la plancha de la Plaza de la Constitución. Una maravilla. Hasta los huevazos se disfrutan. Luego, los magnificentes juegos artificiales para terminar la velada en el Tenampa de la Plaza de Garibaldi. Magnífica combinación la del tequila con los mariachis.
Obligado el concurso de toques eléctricos para ver quién es el macho o macha que aguanta más. En la madrugada, antes de partir a casa, un sabroso pozole en el mercado de San Camilito para ir curando la cruda.
Alguna vez me invitaron a ver el Grito en Palacio Nacional. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. El zócalo capitalino pletórico respondiendo los vivas del Presidente de la República. El repique de la campana de Dolores y la entonación del Himno Nacional. Los fuegos de pirotecnia al unísono del Huapango de Moncayo.
Dice Héctor Aguilar Camín que el nacionalismo es como la bebida alcohólica. En pequeñas dosis es muy agradable. En grandes, muy peligroso. Tiene toda la razón. Los individuos de hoy vivimos en Estados-nación. Somos parte de estas comunidades con las que nos sentimos identificados. El patriotismo es un sentimiento muy agradable, siempre y cuando no se cruce la línea de la xenofobia.
Hoy México llega dividido a celebrar a México. La polarización se fomenta desde el poder. Se dice que sólo hay dos bandos: los que están a favor de la llamada Cuarta Transformación y los que están en contra. Yo no estoy de acuerdo. México es un país grande, diverso y plural. Aquí hay de muchas sopas. Pero dejemos a un lado este debate para, hoy, celebrar a la Patria. Retomemos la política para pasado mañana.
Hoy también arribamos en un mal momento a un aniversario más de la Independencia: en medio de una pandemia mundial.
No podremos celebrar el cumpleaños de México como siempre. Estamos obligados a mantener una sana distancia. Lo responsable es quedarnos a disfrutar la noche del 15 y el feriado del 16 en las casas con la familia. Nada de plazas públicas ni cantinas ni calditos en el mercado. Un festejo en reclusión. Es la mejor manera de protegernos.
Pero no dejemos de hacerlo. Hoy es un gran día para nuestra República. Recordemos todas las cosas buenas que tiene este país, que son muchas. Festejemos que somos una nación soberana con un régimen democrático liberal. Que los ciudadanos gozamos de libertades que no tuvieron nuestros antecesores.
Efectivamente, no somos un país perfecto. Ni uno lo es. Pero México sí es especial en muchos sentidos. Tiene una gran historia y cultura que compartirle al mundo entero.
Así que, celebremos lo que nos une: México. Que viva esta gran nación y que venga ese primer mezcalito…