TORREÓN.- Gibrán Ramírez Reyes, aspirante a la presidencia de Morena, mencionó que situaciones como la de Coahuila, donde se impone a una delegada con funciones de presidente, se encuentra en casi todo el país.
Ramírez, quien estuvo de visita en Torreón, criticó que se mande un delegado de facción a repartir posiciones de poder sin legitimidad, como fue el caso de la delegada en Coahuila, Hortencia Sánchez.
“Se llama imposición, y una imposición no sirve para hacer política y menos en circunstancias delicadas. Si yo soy presidente, mandar delegados va a ser el último recurso”, aseguró.
Se llama imposición, y una imposición no sirve para hacer política y menos en circunstancias delicadas. Si yo soy presidente, mandar delegados va a ser el último recurso”.
Para Ramírez, el partido ha quedado corto en el discurso anticorrupción del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo porque se ha desentendido de sus presidentes municipales.
Ramírez subrayó que lo que ha desgastado es el propio partido y no las acciones del presidente.
“Morena tiene 20% de intención de voto en bruto, ese 20 se puede convertir en 40, 50, porque la mayoría de la gente no va a votar. El problema de Morena ha sido Morena. El presidente se ha desgastado lo normal, el desgaste de Morena ha sido mucho más profundo.”, opinó.
SE ENFERMÓ DE ÉXITO
Durante su paso por Saltillo, el aspirante a la dirigencia de Morena aseguró en rueda de prensa que el partido “dejó de abocarse a la regeneración para entrar en una espiral de degradación”.
Sostuvo que durante los últimos dos años esa organización política hizo de lado su objetivo de lograr la regeneración nacional, para estancarse en problemáticas que le impiden salir adelante y amenaza su permanencia.
“Han sido dos años en que el partido tuvo prerrogativas, extensión territorial, recursos, cargos electos, y en ese momento el movimiento enfermó de éxito y dejó de moverse”, agregó. (Con información de Vanguardia)