La Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, acusó que en el Gabinete existe misoginia de parte de sus compañeros y que sus opiniones dentro de las reuniones de seguridad a veces no son tomadas en cuenta a pesar de que tenga la razón.
Al participar de manera virtual en un evento organizado en el Museo de la Mujer por el 67 aniversario de la obtención de voto femenino, dijo que ante esta misoginia no ha sido fácil desempeñarse como titular de la Segob.
«Había veces, inclusive, en estos Gabinetes de Seguridad exclusivamente de varones, en donde, en ocasiones, mi opinión, y digo, no por el Presidente, al contrario, el Presidente siempre me ha dado mi lugar, pero entre los miembros, una participación mía podría, inclusive no ser tomada en consideración en ese momento, aunque yo tuviera la razón y aunque estuviera aportando algo importante», reveló.
De lunes a viernes, en Palacio Nacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador encabeza la reunión del Gabinete de Seguridad, a la que acuden, entre otros, los secretarios de la Defensa y Marina, Luis Crescencio Sandoval y Rafael Ojeda; el Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo; así como Audomaro Martínez, director del Centro Nacional de Inteligencia.
La misoginia, consideró la funcionaria, es producto de un machismo ancestral que no es fácil de deconstruir y que hace que las mujeres enfrenten doblemente dificultades al desempeñar cargos de alta responsabilidad.
«Muchos de estos retos fue demostrar la capacidad de una mujer, tanto más, pero el reto fue doble, no solamente para llegar, sino para demostrar y por supuesto que, dentro del Gabinete, inclusive hoy en día, hay temas de misoginia muy considerables», enfatizó.
El derecho al voto para las mujeres, dijo Sánchez Cordero, fue reconocido en México hace apenas 67 años y la primera Gobernadora, Griselda Álvarez, fue elegida en 1979.
Pese a que hoy en día las mujeres pueden votar y ser votadas, apuntó, su representación en los ámbitos de decisión sigue siendo escasa.
«Tenemos acceso a la justicia, pero nuestro acceso real a los tribunales es precario si somos mujeres, sobre todo, y si se trata de mujeres pobres o indígenas», expuso.
«Las posibilidades de obtener una respuesta favorable de las autoridades de procuración e impartición de justicia si padecemos violencia es todavía amenazada por concepciones estereotípicas de quiénes somos y cómo debemos comportarnos».