Aunque los panteones son lugares sombríos, las tradiciones mexicanas les dan vida y hasta alegría. Cuando se llegan los días de la Celebración a los fieles difuntos, 1 y 2 de noviembre, la gran concurrencia de visitantes, casi evita la tristeza, pues se siente la algarabía de las familias al visitar a sus familiares.
Pero este año, la presencia del Covid ha logrado entristecer los cementerios, impidiendo la entrada a los visitantes, provocándoles una sensación de vacío al no haber cumplido con sus queridos difuntos.
Y aunque ayer domingo fue el último día en que estaría abierto el panteón, poca gente aprovechó para asistir.
Muy pocas familias estaban en el panteón. Llevaron flores y arreglaron los sepulcros de sus familiares. Entre ellas estaban las hermanas Lilia y Celia Niño, de la colonia Buenos Aires, quienes acudieron para visitar a sus padres Hilario Niño y Celia Soto.
Celia Niño compartió que ella tradicionalmente acude el día de noviembre, ni antes ni después, porque es una fecha muy especial que se espera todo el año, y acudir como ahora, en una fecha distinta, -no es lo mismo-.
“Estamos acostumbrados a venir el día 2 y estar casi todo el día, pero ahora por las circunstancias de la pandemia no se puede y tenemos que acoplarnos, aunque se sienta raro, mis padres fallecieron hace 4 y 6 años y mis abuelos hace más tiempo, pero siempre venimos”.
Por su parte, Celia comentó que para ella ha sido más difícil porque acostumbra asistir en los aniversarios luctuosos que son en los meses de mayo y julio, y este año ya no lo pudo hacer.
“Cada año los visito en sus aniversarios luctuosos, pero para esa fecha los panteones ya estaban cerrados, luego se acercaba el día de muertos y también va estar cerrado, ahorita aquí estoy con mi hermana, pero no es lo mismo, me siento diferente, siento tristeza”.