Por Ivonne Melgar
3de3VsViolencia: la democracia tiene prisa
En medio del confinamiento y del ninguneo gubernamental hacia sus reclamos, el movimiento feminista mexicano ha construido un ya basta al pacto de impunidad machista: 3 de 3 contra la violencia.
Es la consigna, el mandato, la novedad, el lema, sí, los lineamientos que marcarán las elecciones federales del próximo 6 de junio en la renovación de 15 gubernaturas y la Cámara de Diputados.
3de3VsViolencia es el mantra del giro que la democracia mexicana toma en 2020 y que sintetiza lo mejor del activismo y de la inteligencia feministas en la construcción de nuevas reglas para la disputa del poder.
Porque de esa dimensión es la hazaña que este miércoles se concretó en el Instituto Nacional Electoral (INE) al definir que, a partir de ahora, los partidos políticos están obligados a solicitar a sus candidatos firmar un formato, de buena fe y bajo protesta de decir verdad, en el que informen no haber sido sancionados por violencia familiar, delitos sexuales o como deudores de la pensión alimentaria de sus hijos.
Se trata de un logro institucional de alcances insospechados que, una vez más, coloca al INE a la vanguardia en el impulso y la garantía de la democracia sustantiva, en un país donde diariamente se cometen 11 feminicidios; en el que entre enero y septiembre de este año se acumularon 166 mil 812 carpetas de investigación por el delito de violencia doméstica y en donde tres de cada cuatro hijos de padres separados no reciben una pensión alimenticia.
Y como sucedió en el pasado con las cuotas de género y ahora con la paridad en la asignación de candidaturas —una medida constitucional que las cúpulas partidistas aún se resisten a acatar—, hoy las consejeras y los consejeros electorales tendrán que sortear los alegatos de que la #3de3VsViolencia es un exceso que frenará trayectorias impecables.
La réplica a quienes alegarán que no se vale indagar en la vida íntima de los políticos es contundente en voz de Yndira Sandoval, coordinadora del colectivo Las Constituyentes de la CDMX y autoras de esta idea: “Nadie puede tutelar un derecho en lo público que haya vulnerado en lo privado”.
Y ese principio que sustenta a la #3de3VsViolencia resulta subversivo en este México donde a Juan Manuel Mireles le sigue saliendo barato el lenguaje soez que cosifica a las mujeres; en el que un representante gubernamental ante el Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, se negaba a cumplir con la pensión de su hija; en el que el ministro Genaro Góngora Pimentel se atrevió a alegar que sus hijos de “estrato medio bajo” no merecían la manutención que reclamaba su madre; en el que los hombres con poder, como el senador Noé Castañón, se dan el lujo de tildar de locas a sus exparejas para quedarse con la potestad de los hijos; como lo hizo el exgobernador Arturo Montiel al expulsar del país a la madre de nacionalidad francesa de los suyos; en el que el expresidente Enrique Peña Nieto pedía a su secretario de Hacienda resolver los reclamos de ley para un niño que tuvo fuera de su matrimonio.
Pero, a juzgar por el empuje con el que la Comisión de Equidad de Género del INE defendió ante las representaciones partidistas esta iniciativa, podemos augurar que el club de Toby de la política mexicana se topará con pared. “Si queremos un país sin feminicidios debemos empezar por no darles cargos de elección popular a quienes violentan a las mujeres y pretenden protegerse en esos espacios para seguirlo haciendo y no cumplir con sus obligaciones”, afirma la consejera Carla Humphrey, al frente de esa comisión.
De manera que en la sesión del miércoles el INE, que preside Lorenzo Córdova, fue más allá de la reforma contra la violencia política de género, otro enorme logro de este confinado 2020, al asumir en los lineamientos electorales una iniciativa que, de haber seguido el curso legislativo, no aplicaría para 2021.
Sin embargo, ese bloque plural, estratégico y disciplinado que conforman diputadas feministas como Martha Tagle, Lorena Villavicencio, Laura Rojas, Verónica Juárez y Guadalupe Almaguer, resultó clave para este logro que recoge las batallas de las pioneras y el brillo de las jóvenes diamantinas de 2019, el grito del 8M de “¡Ni una más!” y el silencio del 9M, que popularizó el ya basta.