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La familia Martínez Torres montó este elaborado altar en que colocó fotografías de familiares y amigos que se han adelantado en el camino
“Dedicado a toda mi gente querida que Dios mandó llamar, algunos en poco tiempo, y a otros los dejó muchísimos años, fue destino sólo de Dios, algunos por enfermedad o accidente”.
“Les dedico con mucho amor y con todo mi corazón, los recibe en mi humilde casa, es el segundo año que los recibo y les pongo su ofrenda de lo mucho que les gustaba, como a mi reina del Cetis 46, Fernanda, sus enchiladas y su limonada”.
“Los amigos de uno de mis hijos, los hermanos Lugo Max y Sebastián, les puse su gansito y su cigarro”.
“Mi vecinita Rosita, sus chetos y su paleta Tutsipop. Fruta y caña y lo que jamás debe faltar: pan de muerto, las calaveritas de azúcar, las veladoras, la sal, el vaso con agua, el incienso, el arco de flores de Cempasúchil, la cruz de cal”.
“En fin, es bonito recordar y vivir nuestras tradiciones. La vida es bella y día a día hay que vivirla porque no sabemos cuándo estaremos nosotros en un altar y nos seguirán recordando con amor”.