Los cuerpos de Alan y Héctor descansarán en San Antonio Pueblo Nuevo, en San José del Rincón, Estado de México, a donde llegaron el miércoles por la tarde en una carroza blanca.
Ahí los recibieron sus familiares y conocidos después de que se confirmó que los restos humanos que llevaba un hombre en cajas sobre un diablito el 1 de noviembre en la Ciudad de México eran de los niños de 12 y 14 años.
Se espera que hoy sean enterrados sus restos para despedirlos.
En el domicilio de uno de ellos dispusieron una carpa para el velorio.
Sus padres nacieron en San José del Rincón, municipio del Estado de México pero desde jóvenes se fueron a vivir a la Ciudad de México para dedicarse al comercio y vender, dijeron conocidos.
Héctor y Alan, quienes son parientes, nacieron en la capital del país donde ayudaban a sus papás a comercializar productos de recuerdo después de eventos de espectáculos, mencionaron vecinos.
Un moño blanco en la puerta de la vecindad ubicada en Pensador Mexicano, dos calles atrás de Bellas Artes y unos globos del mismo color atorados entre el cablerío indican que ahí vivieron Héctor y Alan, los niños de origen mazahua que fueron cercenados y asesinados después de haber desaparecido el 27 de octubre.
El edificio donde vive una familia con orígenes en el municipio de San José del Rincón, está prácticamente vacío, la mayoría se fue al pueblo por los funerales de los menores, refieren las personas que se quedaron en el lugar.
«Sentimos mucho dolor. Eran unos niños todavía. Sus papás están muy dolidos, tenemos aquí más de 40 años, todos somos familia del mismo pueblo y nunca había pasado esto. Sentimos un temor muy grande, hasta tiemblo», dijo María, una vecina del lugar.
Hasta hace medio año en la calle Pensador Mexicano vivían en la penumbra, no había lámparas públicas y las banquetas eran estrechas, contó un señor que vive en el lugar.
«Por aquí a tres personas las balacearon, hay inseguridad y aunque esté la patrulla no les hacen nada», agregó.
La última vez que vio a los menores fue cuando tomaron rumbo hacia la calle Belisario Domínguez el 27 de octubre, fecha en la que desaparecieron.
En la zona aún quedan algunos boletines de búsqueda de Héctor y Alan, quienes fueron encontrados el 1 de noviembre cuando un hombre llevaba sus restos en un diablito por calle República de Chile.