CIUDAD DE MÉXICO.- Juan Villoro, el cronista y narrador asegura que en México tenemos libertad de expresión, pero que es necesario luchar por ella cada día porque todas las libertades son relativas, «lo que debemos hacer es tratar de conquistar mayores márgenes para la libertad de expresión. Yo crecí en un país donde era muy difícil que hubiera plena libertad de expresión».
El autor de la novela El testigo y de crónicas como La alfombra roja, un retrato del narcotráfico en México con el que obtuvo el XVII Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España, asegura que pocas veces un presidente ha sido tan criticado en tantos medios de comunicación como lo es Andrés Manuel López Obrador, pero también habla sobre cómo afronta las críticas el Presidente.
-¿La conferencia matutina es utilizada por el Presidente para denostar a la prensa crítica?
–Creo que hay que distinguir entre las opiniones del Presidente y una posible política de medios del Estado mexicano. Yo creo que el Presidente pierde el tiempo criticando a periodistas o a medios informativos, tiene cosas mucho más importantes que hacer y por la naturaleza de su trabajo él debería estar por encima de todo esto, sin embargo no creo que haya una persecución directa ni sistemática de periodistas.
-¿El desplegado de los intelectuales provocó su encono contra la crítica?
–El desplegado que firmaron muchos intelectuales tuvo una difusión extraordinaria y una discusión extraordinaria como debe de ser, creo que eso revela que la discusión está más viva que nunca, entonces creo que es importante ver en qué medida las críticas o condenas presidenciales, con las que yo no estoy de acuerdo, inciden directamente en el ejercicio del periodismo; creo que no hay una política de censura.
-¿Imponer calificativos como «la mafia de la comunicación» o llamarlos «intelectuales orgánicos» es generar enconos innecesarios?
–Quizás a él le parece una estrategia para distraer la opinión o simple y sencillamente para criticar a personas con las que no está de acuerdo, esa parte creo que es inútil en su gestión y que no será recordado por eso, al menos no con un sentido positivo, pero hablar de intelectuales orgánicos me parece muy sano, siempre han existido y esa es una condición de la mayoría de las sociedades democráticas donde se establecen pactos entre la opinión, el sector económico y el poder, pero como Presidente no le toca estar juzgando a los que lo comentan, debería estar por encima de eso.
-¿Cómo ves, al Presidente le disgusta la crítica?
–Yo creo que no le disgusta porque no la oye, se le resbala, no es una persona que esté muy pendiente de lo que dicen ni siquiera sus colaboradores más cercanos; en ese sentido la condición caudillista de López Obrador lo blinda, la crítica no creo que le moleste como le molestaba a Felipe Calderón, yo creo que más bien es una actitud hacia un sector que no quiere que tenga protagonismo, pero es cierto que pocas veces un Presidente ha sido tan criticado en tantos medios como lo es López Obrador, eso también tenemos que aquilatarlo. Ha sido de los más criticados, sin duda alguna.
-¿El Presidente ha potenciado la polarización?
–Yo creo que el medio que tenemos ahora que está tan polarizado, y esto no es responsabilidad exclusiva de López Obrador, él no inventó la polarización; cuando el desafuero, él fue víctima de una campaña hecha desde el Ejecutivo, totalmente amañada, y ha recibido todo tipo de calumnias clasistas y racistas durante mucho tiempo; él ha sido víctima de la polarización y posteriormente también ha contribuido a ella, y México es un país que ha pasado históricamente por muchas fases de polarización, de discrepancia, de racismo.
-¿O sea, es social está polarización de «estás conmigo o estás contra mí»?
–Se piensa que siempre se critica en contra, y no se piensa —y esto es lo más importante—, que muchas veces se critica a favor, es decir, tú puedes estar totalmente a favor de un proyecto pero encontrar algo negativo y criticas eso negativo para mejorar el proyecto, entonces la crítica cumple una función edificante en muchos sentidos, pero hoy en día la crítica sale muy cara, cuesta mucho más hacer una crítica porque aunque tú digas «estoy de acuerdo en el 80% con algo», ese 20% de discrepancia te sale mucho más caro que en otras épocas más tolerantes en donde era más aceptada una crítica pensando que tenía un sentido constructivo y edificante.
-¿Qué le cuestionas a AMLO?
–Me parece muy negativo que se vuelva a los combustibles fósiles, que se piense que Dos Bocas es una solución, que se haga un proyecto desarrollista y de derecha como el Tren Maya, que se esté tan cerca de la iglesia evangelista; me parece sumamente conservador. Y claro, me parece muy negativo el discurso que de pronto ha arremetido contra las mujeres y las feministas, contra los científicos, contra ciertos intelectuales, contra ciertos periodistas; también ese es un discurso discriminatorio desde el poder que no está bien. Yo creo que estamos en un momento muy confuso, muy revuelto, donde todavía es difícil sacar un balance de lo que está pasando.
-¿Ves en el Presidente tintes de autoritarismo?
–Debemos ser bastante sensatos en el análisis, creo que estamos en una fase de personalismo; muy claramente en esta administración la figura del Presidente es muy importante y creo que dedica un tiempo excesivo a la proyección de su discurso, no hay otro Presidente que dé tantas conferencias de prensa como él en el mundo, esto me parece que es innecesario y que puede llevar a otras cosas. Empezaría a pensar en autoritarismos cuando haya causas concretas.
-¿Cuál es el papel del escritor, del periodista, del intelectual frente al poder?
–Es una decisión personal, mi papel como cronista, como escritor, es hablar de la realidad, tratar de que destaque algún sentido en cosas que parece no tenerlo y ejercer una voz crítica, una postura inconforme sea cual sea el gobierno. Creo que ese es el papel que al menos un escritor como yo puede tener en lo que toca al análisis de la realidad; y por supuesto también los escritores imaginan lo que no existe y escribimos novelas y cuentos que tienen que ver con el mundo pero lo corrigen estéticamente.