Esperaban ayuda y se quedaron con las ganas. Este municipio de más de 20 mil habitantes recibió ayer sólo 200 despensas que envió Protección Civil ante una eventual, y temible, inundación.
Como si fueran a correr o subirse un ring, policías municipales y trabajadores del Ayuntamiento realizaron calistenia en las gradas de un estadio de esta localidad pegada a Chiapas. Brazos a los lados y estiramiento de espalda para cargar las despensas.
Estaban animados por la ayuda.
El caudaloso río Usumacinta registra altos niveles y desbordes en varias localidades ubicadas a lo largo de su cauce, como Emiliano Zapata, colindante también con Campeche y ubicado a 160 kilómetros de Villahermosa.
Unas 70 familias (250 personas) ya fueron evacuadas de 14 comunidades en riesgo. A decir del Edil Carlos Pérez Jasso, la cifra es baja debido a que la mayoría se resiste a dejar sus casas, cultivos y animales.
Como no hay ayuda, prefieren quedarse a salvar lo poco que tienen.
En coordinación con la Marina, Protección Civil envió las despensas «ahora que se puede aterrizar».
«Lo que pasa es que ya el río se está desbordando», alertó el capitán Irving Beltrán, comandante del helicóptero MI-17, unidad que llevó el apoyo a Emiliano Zapata.
El helicóptero partió del estadio de los Olmecas de Tabasco, en Villahermosa, con 200 despensas (sí, una para cuatro personas por cuatro días). La pequeña cajita lleva en su interior un café soluble de 50 gramos, chocolate en polvo, un kilo de harina de maíz, arroz precocido, sopa instantánea, chiles jalapeños, entre otros productos.
Las despensas fueron llevadas al estadio en tres camionetas de PC, pero tarde. El vuelo tuvo un retraso de casi dos horas, y ese tiempo es vital para las comunidades que están bajo la amenaza del Usumacinta.
El teniente Balderas y el cabo Magaña, tripulación del propio helicóptero, tuvieron que prestarse a subir las despensas ante el retraso del vuelo.
La unidad partió y la tripulación realizó un sobrevuelo sobre el Usumacinta para verificar el desborde. El agua, se ve, ya alcanzó a las comunidades cercanas al cauce. El río más caudaloso del País está al tope.
Arriba la desesperación de los marinos por llegar, abajo, pobladores moviéndose en pangas.
Al sobrevolar Emiliano Zapata las hélices llamaron a los municipales y voluntarios al pequeño estadio para hacer una cadena humana y bajar el apoyo, las 200 despensas.
La carga de 1.2 toneladas fue bajada del helicóptero por apenas 20 personas y en 12 minutos.
«¿Cuántas son?», lanzó el Edil Pérez.
«¿Nomás 200 despensas? No se llenó ni la camioneta», reclamó Heberto, un municipal, al escuchar la respuesta.
«¿Pero van a venir más helicópteros, no?», lanzó un policía de manera indirecta al representante de PC, quien hizo como si no escuchara.
«Se viene duro, ya empezó a llover más fuerte, ese río no avisa, si se nos viene ya valió esto», anticipó el municipal.
A lo lejos una señora, con el rostro molesto, miró el desembarque.
«Mire, no me grabe, me está viendo el policía y aquí hay mucha carilla, pero mire, no sabemos a dónde van a ir esas despensas, aquí la ayuda se pierde», masculló.
Tras bajar la carga, el Edil solicitó al capitán del helicóptero sobrevolar su municipio para dimensionar el caudal del Usumacinta. No se imaginaba lo que vería. Fue tal su impresión que aprovechó el viaje a Villahermosa para solicitar recursos a los Gobiernos federal y estatal.
«No huya», le gritaron entre risas los voluntarios al Alcalde cuando subió a la aeronave.
Las despensas, según los policías, fueron llevados a un albergue.
Durante el vuelo se reportaron aguaceros en las zonas de La Frutilla y Ciudad Pemex, ruta aérea obligada para el regreso del helicóptero a Villahermosa. Debido a las condiciones del clima, ya no se realizaron más entregas aéreas.
De acuerdo con los pronósticos, el Frente Frío 13 y la amplía circulación de los remanentes del ciclón «Iota» provocarán durante los próximos días un temporal de lluvias fuertes en esta zona.
Anoche, en la capital del Estado también se reportaron fuertes chubascos que anegaron distintas vialidades y pusieron en alerta a los ya cansados habitantes de Gaviotas Sur y Norte.