Por Ivonne Melgar
Clara Luz sí, Elba Esther no
Dos acuerdos independientes entre sí marcan el relanzamiento del morenismo de la mano de Mario Delgado, en quien el presidente López Obrador ha depositado su confianza
Bajo nuevas reglas de conducción, Morena concretó esta semana dos jugadas tan pragmáticas como potencialmente exitosas para la disputa del voto en 2021.
En Nuevo León, la expriista Clara Luz Flores Carrales será su candidata de unidad a la gubernatura, colocando en serios aprietos al resto de los partidos.
Y, a nivel nacional, la coalición electoral Morena-PT-PVEM sumó a los maestros de Nueva Alianza, la organización política del SNTE, el poderoso sindicato magisterial que Elba Esther Gordillo ya no logró recuperar.
Se trata de dos acuerdos independientes entre sí que marcan el relanzamiento del morenismo de la mano de Mario Delgado, en quien el presidente López Obrador ha depositado su confianza para emprender una diversificada estrategia que no se detendrá en las consideraciones puristas de sus radicales.
Apenas el domingo, la visita a Monterrey del dirigente partidista se topó con el ruido mediático de militantes que manifestaban su rechazo a la alcaldesa de Escobedo, al tiempo que en Twitter la antes candidata natural a la gubernatura, la diputada Tatiana Clouthier, secundaba las quejas de que una expriista fuera a representar a Morena.
Pero tres días después, el miércoles 25, Mario Delgado regresó a Nuevo León para amarrar con Clara Luz Flores y Mario Fernández, Rafael Zarazúa y Fernando Abrego, aspirantes al cargo, que ahí habrá postulación de unidad y será femenina.
Cuidando los formalismos, se dijo que habrá encuestas para medir al mejor. Pero la decisión ya se tomó en Palacio Nacional, donde le corrieron la cortesía a Tatiana Clouthier de que esta vez no sería suya la candidatura. Por eso la hija de Maquío ni siquiera se apuntó a la competencia.
Es una definición que ilustra el liderazgo que López Obrador tiene entre la militancia —disciplinada a la hora de la verdad—, así como su capacidad para comprender que en el caso de Nuevo León necesita llevar la fiesta en paz con el poder fáctico de un empresariado que no ve con buenos ojos a la expanista ni al morenismo radical que apenas en 2018, por ejemplo, calificó de héroes a los presuntos responsables del asesinato de Eugenio Garza.
En términos fríos, la apuesta presidencial a favor de Clara Luz Flores es un mensaje terrible para los ilusos que esperaban giros en contra de la iniciativa privada. Y es que, por el contrario, la postulación de la alcaldesa que convirtió a Escobedo en un laboratorio de buenos resultados en seguridad es justamente un guiño de ojo a ese sector que confía en la joven política.
Por supuesto que nada está escrito en una entidad que probó diferentes alternancias, disfruta del voto cruzado y donde los priistas conservan cuadros competitivos, pese a los lastres de la marca. Y los panistas —con el senador Víctor Fuentes— y Movimiento Ciudadano —con el senador Samuel García y el diputado local Luis Donaldo Colosio— están obligados a construir un dique de contención frente al pragmatismo presidencial morenista que no teme al pasado priista de su candidata y su cónyuge Abel Guerra.
Hay otros pasados con los que López Obrador no ha querido cargar. Es el caso de la maestra Elba Esther Gordillo, líder histórica del magisterio y a quien ni siquiera una foto le ha concedido. Y es que también este miércoles 25, Mario Delgado presentó la adhesión de Fuerza Turquesa, la organización política del SNTE, y de Nueva Alianza en los 17 estados donde conserva el registro.
Discursivamente, se dirá que una cosa es el sindicato y otra el partido. Pero los actores son los mismos que en 2018 renovaron la dirigencia del gremio —de Juan Díaz a Alfonso Cepeda— con el visto bueno del entonces Presidente electo que encargó aquella operación a Olga Sánchez, Esteban Moctezuma y Zoé Robledo.
Y si bien la maestra Gordillo logró concretar su partido Redes Sociales Progresistas, que se autodefine como aliado de la Cuarta Transformación, esta vez son sus adversarios del SNTE quienes irán con Morena en la boleta.
El deslinde turquesa con su exlideresa se hizo público en voz de Sonia Rincón Chanona ese miércoles. No tenemos nada qué ver con Elba Esther, respondió a la prensa. El dirigente de Morena asintió. Los gordillistas asumieron el agravio por conducto de Rafael Ochoa en un mensaje en el que descalificó esa alianza alegando que ese SNTE los traicionó al ponerse al servicio de Peña Nieto. También hay pataleo en algunas secciones de la CNTE.
Más allá del tutelaje de este sector, López Obrador cuenta con el respaldo del 80 por ciento de los profesores del país. Es un Presidente que puede darse el lujo de prescindir de chantajes sindicales y hasta de la emblemática interlocutora magisterial y recoger la cosecha de la derogación de la reforma educativa sin pagos a terceros.
Así que aquel ejército de custodios electorales que la maestra Elba Esther diseñó en los años 90, hoy, ya sin ella, estará al servicio de las casillas de Morena.