México es uno de los países que registra este año una mayor reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a causa de la pandemia de Covid-19, pero esa ganancia se ve contrarrestada por su empeño en privilegiar los combustibles fósiles por sobre la energía limpia, advierte Reporte de Transparencia Climática.
De acuerdo con el documento, presentado ayer por Climate Transparency e Iniciativa Climática de México, debido a la crisis sanitaria las emisiones de GEI disminuirán entre 4 y 9 por ciento en 2020, mientras que en el sector energético se estima una reducción de 7.5 por ciento.
Entre los países con mayor disminución, señala, se encuentran Reino Unido, Alemania y Canadá.
El reporte alerta que a pesar de esto, la falta de planes de recuperación verde, así como los subsidios en proyectos de fuentes fósiles revertirán las reducciones una vez que se reactive la economía.
En contraste con el impulso global, advierte, México ha centrado su plan de recuperación económica y la política energética en fuentes fósiles, comprometiendo con ello el cumplimiento de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas y del Acuerdo de París.
Lo anterior, indica, está en concordancia con la mayoría de los planes de recuperación económica del G20, los cuales se apoyan en industrias altamente emisoras.
Como ejemplo, detalla que 10 países apoyan sus estrategias en la industria del carbón y gas, nueve en el sector petrolero y 14 definieron planes de rescate a la industria de la aviación sin condiciones ambientales.
A pesar de ello, agrega, a excepción de México, Rusia y Arabia Saudita, el resto del G20 incluye en sus planes de recuperación apoyos a las industrias verdes con baja intensidad de carbono, así como el impulso a los vehículos eléctricos.
Advierte que, para estar en un escenario planteado por el Acuerdo de París, la participación de fuentes fósiles en la oferta de energía primaria global de México tendrá que pasar del actual 89 por ciento al 67 por ciento en 2030 y al 33 por ciento en 2050.
«Para mantenerse en este escenario, el País requiere eliminar de forma progresiva y socialmente justa, la energía generada con el carbón para 2030, lo que se contrapone con los anuncios de compra futura de carbón, la modernización de las centrales carboeléctricas y el proyecto de construcción de una nueva planta», remarca.
El reporte advierte que los planes de recuperación económica en el mundo y la reducción de emisiones por el impacto de la pandemia ofrecen la oportunidad para alinear estos esfuerzos con una acción climática más ambiciosa, como se observa en la mayoría de los países del G20.
«México tiene la posibilidad de replantear una política energética para poder cumplir su Contribución Nacionalmente Determinada e incluso incrementar la ambición, pues actualmente ésta no se encuentra en trayectoria para el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París», reitera.