
Por Fabiola Sánchez
A ocho meses de haber iniciado la pandemia, LA PRENSA DE MONCLOVA, presenta una desgarradora entrevista con la doctora Adriana Salazar Peña, especialista en urgencias, quien desde que abrió sus puertas el “piso de la esperanza”, ha estado combatiendo al Covid-19. Durante este tiempo ha visto recuperarse a cientos de pacientes y también, ha sido testigo de sus últimos momentos de vida.
“Nos hemos hincado suplicando a Dios que frene esta pandemia y que no haya más muertes”, señaló evidentemente consternada Adriana Salazar Peña, quien es médico urgenciólogo desde hace 23 años.
De una manera muy accesible la doctora con especialidad en urgencias, aceptó compartir la experiencia que vive al ser parte del equipo médico que hoy da combate a la batalla del enemigo invisible: el Covid-19.
Adriana Salazar, tiene tres hijos y es abuela de dos adorables nietos a quien ama, pero de quien ha tenido que permanecer distanciada desde el inicio de la pandemia, luego de que el mes de abril fue llamada para ser parte del equipo médico que da atención en piso Covid de la clínica 7 del IMSS.
¿Cuál fue su sentir al enterarse que existía un virus mortal?
“Veía demasiado lejos el Covid-19 y creí que lograrían poner pausa a los contagios antes de que llegara a México”.
“Cuando supe del primer caso en México sentí como un cubetazo de agua helada, y al momento que el brote epidemiológico llegó a Coahuila fue una sorpresa”.
Una vez que se prepararon las autoridades médicas y adaptaron el piso tres de la torre B de la Clínica # 7del IMSS para la atención especializada de pacientes con mayor gravedad ante los síntomas del Covid, recibió un llamado donde se le informó que sería parte del personal médico que daría atención en esa área.
¿Qué sintió cuando recibió su asignación al piso Covid?
“Lloré tanto ese día que recibí la noticia, no estaba lista, sentí temor, hablé con el resto de mis compañeros que serían parte del equipo y al igual que yo, ellos tenían miedo, nadie estábamos listos”.
Expresó que el primer día que se presentó a trabajar, lo que hizo fue hacer una oración y poner su vida en manos de Dios y en ese momento después escuchó un texto bíblico de Josué 1:9: “No temas ni desmayes que yo el Señor tu Dios estaré contigo por donde quiera que vayas”.
“Eso es lo que hasta hoy me da fortaleza para seguir”.
Narró que al pisar el área del piso de “LA ESPERANZA”, se observó un escalofriante y muy tenso panorama, ya que el personal médico se veía completamente cubiertos en su totalidad, lo cual muy tenuemente lograba apreciar los ojos de cada uno de sus compañeros.
¿Cómo fueron sus primeros días en el piso Covid?
“Se reflejaba el miedo, en nuestras miradas, un silencio total invadía esa área, se escuchaba murmuro de oraciones que mis compañeros hacían e incluso se hincaban a rezar y pedir a Dios fortaleza”.
Señaló que el virus rápidamente comenzó a esparcirse por doquier y cada vez se volvía más agresivo, y a pesar de que se rumoraron muchos medicamentos o curas, en su momento nada lograba disminuir los contagios.
Argumentó la urgencióloga que lamentablemente le ha tocado despedir a compañeros que no lograron ganar esa batalla, así como también a muchos conocidos allegados a su círculo de amistad.
El piso Covid se ha convertido en un escenario inigualable para la Doctora Adriana, quien además de dar una atención especializada a los pacientes, le ha tocado dar consuelo y palabras de aliento a quienes se encuentran hospitalizados.
“Los pacientes que se encuentran intubados en el piso de la esperanza, en su mayoría son adultos mayores y deben ser constantemente supervisados por alguna enfermera o médico”.
Detalló que una persona que está en una complicación de salud por Covid y es trasladado al tercer piso del IMSS, pasa a depender de las manos del personal médico, son quienes se encargan de sus cuidados de cada uno de ellos.
¿Cómo logran tranquilizar a los pacientes que se encuentran aislados y consientes?
“Cuando ellos entran en una crisis de ansiedad y desesperación nos acercamos a ellos, los tomamos de la mano y les decimos que no están solos, que nosotros estamos cuidando de ellos”.
Resaltó que hay personas que ante la gravedad de su enfermedad deben ser intubados, procedimiento que para ellos solo de escuchar los pone más tensos y entran en desesperación.
“Una vez sedado y intubado el paciente, tenemos que ser extremadamente cuidadosos y pasar constantemente a cerciorarnos que tenga bien puesta su mascarilla de oxígeno”.
“Todos los pacientes que he atendido, me han dejado enseñanza, quienes logran salir de esa área me da motivación y quienes pierden la vida me da un sentimiento de pesar y dolor”.
“A veces somos insuficientes, no para la atención médica, sino para reconfortar a los pacientes que están tristes”.
¿Hay experiencias que han dejado una marca imborrable en su vida?
“El pertenecer a ese grupo de guerreros, eso marca mi vida”.
Sin embargo, mencionó que le ha tocado dar atención e incluso a sus compañeros y una experiencia así “jamás será olvidada”.
“Me tocó un compañero de trabajo que se agravó y requería ser hospitalizado en este tercer piso, en una revisión médica le dije que si quería llamar a algún familiar y me pide que le llame a su esposa”.
El personal médico se sensibiliza tanto ante la situación que viven los pacientes en el área de atención Covid, que se solidarizan y facilitan la comunicación del paciente con algún familiar.
“Una vez que contestó su esposa, él le habló con tanto amor, palabras que aún no salen de mis oídos; te amo, eres la mujer más hermosa del mundo, entre muchas más cosas bonitas que conversaron y eso me dio alegría”.
Lamentablemente señaló que un día después de la llamada el paciente, quien era médico también, se complicó su estado de salud y fue intubado para luego días después perder la vida.
¿Ha sido usted víctima del virus SARS-COV2?
“Los primeros días que me presenté a dar atención a pacientes Covid, presenté síntomas leves y aun que en estudios de RX se observaron daños severos en la prueba PCR salí negativo”.
Sin embargo, hoy en día nuevamente la Doctora Salazar tuvo que ser aislada luego de que este pasado viernes, presentó nuevamente síntomas leves, por lo que se le hizo nuevamente la prueba del Covid, la cual espera sus resultados.
“Estoy en las manos de Dios, si el me permite seguir lucharé, sino estoy en un plan maestro y tenemos un límite y el día que se llegue el mío simplemente estaré agradecida”.
¿Qué opinan sus hijos, su familia de la labor que hoy está realizando?
“A pesar que se han puesto tristes, cada día me motivan diciéndome que todo estará bien que nada grave pasará”.
Expresó que sus hijas e hijo saben que ante esta pandemia todos están expuestos al contagio, pero reconocen que se tiene que seguir adelante pese a la adversidad que se vive.
¿Cuál es su mensaje para quienes aún no creen en el Covid-19?
“Hay muchas personas que aún no creen y es muy triste que a pesar de ver las cifras de muertes ellos aún no entren en razón, ante la situación que está arrebatando miles de vidas y no solo en Monclova sino en todo el mundo”.
“Yo deseo que nadie más se contagie, que nadie más llegue a la sala de urgencias con insuficiencia respiratoria, que no muera nadie más, que esto termine: Pero no está en mí, está en todos ayudarnos a que esto termine”.
“Debemos de extremar nuestro cuidado al salir a las calles y salir con el cubrebocas”.
¿Se siente cansada de su labor que está brindado estos últimos meses?
“No, no estoy cansada de mi trabajo, estoy cansada de ver el sufrimiento de ver la muerte, no estudié para vivir una pandemia, nunca nadie nos preparó para vivir esto que hoy estamos pasando”.
“Mis compañeros en el piso Covid, que es un área de terapia intensiva, he logrado apreciar a mis compañeros de rodillas suplicando a Dios fuerza y fortaleza para seguir su turno laboral, además se escuchan alabanzas que dan aliento”.
Aseguró que desde el inicio de la pandemia el Instituto Mexicano del Seguro Social da una atención general a personas sin ser derechohabiente, por lo que el número de pacientes que se atienen ha incrementado.