
Ataviado en su disfraz de robot, Juan Carlos Hernández recorre los cruceros viales de Ramos Arizpe y Saltillo, para desempeñarse como “limpiaparabrisas” y obtener un sustento económico.
Desde hace 5 años, este joven de 30 años divide su día entre el pequeño show que ofrece en la calle y la labor de carpintero.
Una máscara y unas mangas en color plata son la base del atuendo que llama la atención de los automovilistas junto con los movimientos que aluden a la pieza mecánica artificial.
Los segundos en que el semáforo pasa a rojo le dan la oportunidad de atraer las miradas, aproximarse a los vehículos para simular la limpieza del parabrisas y, al final, arrojarles confeti.
“En realidad lo que termino haciendo es una broma. Me muevo rápido, bailo y me acerco como para pasar el trapo, pero les aviento un poco de confeti para que se sorprendan”, comenta.
Instalado en el cruce del bulevar Miguel Ramos Arizpe y el bulevar Manuel Acuña, Juan Carlos narra que dicha actividad le permite obtener un promedio de 300 a 400 pesos diarios que se suman a lo que obtiene por la venta de muebles de madera y bases para cama que él fabrica.
“Empecé en las calles a los 12 años, mi familia era muy pobre y tenía que ayudar a mi mamá. Me salí a limpiar vidrios, fui hasta payaso y ahorita este personaje del robot le gusta a la gente, por eso lo dejé”.
Aunque esta semana visitó Ramos Arizpe, en cualquier momento aparece en el bulevar Jesús Valdés Sánchez, en Francisco Coss en Saltillo, incluso en la carretera a Zacatecas rumbo a Teresitas.
“Según como vaya el día me estoy moviendo para recoger más monedas. Estoy toda la mañana en esto y en las tardes me voy a hacer los muebles”, dijo el joven padre de tres menores de 9, 7 y 1 año.