Cada personaje que lucho en la revolución, cambiaron el futuro de los mexicanos al pelear por el mismo ideal a pesar de que cada uno de ellos, fueron enemigos entre si y por medio de traiciones, lograron eliminar a cada uno de sus enemigos, siendo en nuestros días considerados como héroes de la Revolución mexicana.
Uno de los “héroes traidores” nació en el municipio de Candela el 29 de agosto de 1892 y fue bautizado con el nombre Jesús María Guajardo Martínez, nombre que poco a poco ha sido olvidado al ser considerado uno de los villanos de la revolución al ser el asesino del General Emiliano Zapata.
Son pocas las personas que recuerdan a este personaje pues a paso de los años, las nuevas generaciones no prestan atención a los hechos que cambiaron la historia de México y únicamente los cabecillas, son los héroes reconocidos oficialmente.
El General Jesús María Guajardo, formo parte del ejército constitucionalista que era dirigido por el barón de Cuatro Ciénegas, Venustiano Carranza, otro héroe coahuilense.
Sin embargo, este era seguidor del general Pablo González quien fue asignado por Carranza para combatir al ejército del sur que era comandado por Emiliano Zapata.
Diferencias entre Guajardo y González llegaron a oídos del “Atila del sur” quien envió una serie de cartas al candelence para invitarlo a adherirse a las filas del zapatismo, cartas que fueron interceptadas por el general Pablo González.
Al tenerlo en sus manos y acusarlo de traición, Pablo González lo citó en su cuartel general, haciéndolo esperar por horas, hasta después dejarlo pasar y comenzar a interrogarlo mientras se encontraba comiendo en la mesa.
El fusilamiento era el castigo de los traidores y al verse acorralado, aceptó el plan realizado por su superior.
El grado de general de división y cinco mil pesos en monedas de oro fue lo que se le ofreció a Jesús María Guajardo para ganarse la confianza de Zapata y finalmente asesinarlo.
Mas que una traición, Jesús Guajardo cumplió las ordenes de su general para ganar la batalla que libraba Carranza contra los “rebeldes” del sur, por lo que acepto la misión que hoy en conocida como una traición.
Fue en la hacienda de Chinameca en el municipio de Ayala en Morelos en donde se llevo a cabo el ataque contra Emiliano Zapata en donde fue abatido según el plan del carrancista Pablo González y el coronel Jesús Guajardo obteniendo el pago acordado.
Al paso de los años, el general Jesús Guajardo se revelo contra Adolfo de la Huerta quien, junto a Álvaro Obregón, planearon la muerte de Venustiano Carranza en Tlaxcalantongo en Puebla.
Fue en 1920 cuando fue capturado en la ciudad de Monterrey por el ejercito de Adolfo dela Huerta quien ordeno su fusilamiento para después tacharlo como traidor, imagen que hasta nuestros días no ha sido limpiada a pesar de que este cumplió su encomienda como General del ejercito Constitucionalista.