
Por Martín Espinosa
Contra la pared
No es fácil para una urbe de poco más de 8 millones y medio de habitantes, más casi 2 millones adicionales de población “flotante” que todos los días se traslada del Edomex, Hidalgo y Morelos, principalmente, cerrar totalmente actividades con motivo de la pandemia que estamos viviendo desde hace 10 meses en el país. Máxime cuando la mayoría de esos habitantes enfrenta serios problemas económicos, agudizados por los efectos que la enfermedad ha tenido en la economía del centro del país.
La gente, en muchas ocasiones con escasa disciplina y poco conocimiento de lo que sucede, requiere salir a buscar el sustento para su familia, más en esta época de dificultades financieras.
Ni qué decir de quienes hacen caso omiso de los llamados de la autoridad; unos por no creer en la existencia del virus y sus consecuencias y otros, simplemente, por desafiar al gobierno y organizar reuniones o acudir a casa de amigos o familiares por las fiestas decembrinas.
La autoridad tiene frente a sí un enorme reto para evitar que el sistema sanitario del Valle de México se sature aún más de lo que ya está. El colapso se ve cada día más cerca.
Hace más de un mes, a mediados de noviembre, escribí en esta columna los desencuentros que surgieron por esos días entre los gobiernos de la capital y el federal, representado éste último por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y el propio presidente López Obrador, sobre la forma en que debería ser abordada la estrategia sanitaria frente al evidente incremento de contagios y muertes por covid-19 que desde entonces ya comenzaba a registrarse en los principales centros de atención hospitalaria de la capital y el Estado de México.
Sin embargo, la orden que vino “desde arriba” fue: “¡La Ciudad de México no se cierra!”. Fue entonces cuando la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el subsecretario López-Gatell solicitaron al Presidente ampliar la capacidad de camas en nosocomios y unidades temporales covid de la capital, con el fin de estar preparados con lo necesario para lo que ya se observaba y, seguramente, se incrementaría en diciembre, como efectivamente sucedió.
De esta manera, estimado lector, trascendió lo que le informé a mediados de noviembre pasado en este espacio: “Ambos funcionarios (Sheinbaum y López-Gatell) recibieron la promesa presidencial de que así sería; a principios de esta semana (noviembre) se tomaron dos decisiones de vital importancia ante lo que se avecina para la época invernal. La primera tiene que ver con la decisión de un grupo de empresarios de mantener abiertas las unidades temporales covid para la atención de pacientes contagiados y que han hecho un magnífico trabajo: Centro Citibanamex y Autódromo Hermanos Rodríguez; el primero tenía instrucciones de cerrar desde mediados de septiembre pasado. Ante el “repunte” de contagios, las autoridades convencieron a los empresarios de mantenerlo abierto por lo menos hasta marzo del año próximo. Y como segunda medida se acaba de anunciar la ampliación del convenio entre el gobierno y la iniciativa privada para poner a disposición de la población 50 hospitales covid y 150 camas para la atención de pacientes contagiados. Es decir, los privados ya no atenderán únicamente padecimientos distintos a covid, sino que ahora también deberán recibir a pacientes con dicha enfermedad…”.
De tal manera que lo que parecía inminente hace casi dos meses finalmente sucedió. La capital del país y el Estado de México regresaron a semáforo epidemiológico rojo y únicamente se permitió laborar a quienes desarrollan actividades esenciales para la comunidad capitalina, situación que se extenderá, por lo menos, hasta el próximo 10 de enero; algo paradójico en estos días en que comienzan a llegar los primeros lotes de las vacunas anticovid que se les pagaron a los laboratorios Pfizer y BioNTech y que, precisamente, uno de los primeros centros de aplicación será la CDMX.
No está por demás recordar que, por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población del orbe no debe bajar la guardia, a pesar de las inmunizaciones que ya comenzaron en varias partes del planeta, máxime que nuevas mutaciones ya comienzan a detectarse en países como Sudáfrica y la Gran Bretaña, lo que nos deja entrever que esto aún no termina.