La pandemia del coronavirus ha cobrado más de 122.000 vidas en México. Junto con las familias que perdieron a un ser querido, esta enfermedad terminó por golpear a una economía que se tambaleaba, arrasó con miles de empleos y con los nuevos negocios impulsados por jóvenes que intentaban construirse un futuro en medio de la incertidumbre.
Desde finales del año pasado, la economía mexicana ya registraba una caída del 0,6 % del Producto Interno Bruto (PIB). Frente a este panorama, miles de jóvenes como Priscila Galaviz y Erick Reynoso intentaron emprender negocios para complementar sus ingresos.
Desde que comenzaron una relación, la comunicadora Galaviz y el arquitecto Reynoso tenían la idea de invertir en algún proyecto propio que les asegurara un ingreso extra al sueldo que percibían en sus empleos, y sobre todo, que les permitiera labrar cuidadosamente un futuro que, por lejano que pareciera en ese momento, los terminaría por alcanzar.
«En la vejez y el retiro obviamente no hay nada seguro, no vamos a contar con lo que contaron nuestros papás», dice Priscila, una comunicadora de 27 años que trabaja en una agencia de publicidad, en entrevista telefónica con RT.
‘Lola y Filomeno’
Con esta preocupación, la pareja invirtió hace más de un año en un inventario de platos y tazas de cerámica que rentarían para eventos sociales. Primero ofrecerían estas vajillas a sus familiares, y luego a los amigos más cercanos. Si todo salía bien en el largo plazo, pensaron, comprarían cristalería, cubiertos y servilletas de tela para reuniones cada vez más grandes.
De esta manera, abrieron una página en Facebook llamada ‘Lola y Filomeno‘, y comenzaron a ofrecer sus servicios desde el 19 de diciembre de 2019.
Pero casi a la par de abrir el sitio de ‘Lola y Filomeno’, Erick se quedó sin empleo en la desarrolladora en la que trabajaba. Fue así como el arquitecto de 34 años comenzó a laborar, de manera provisional, como repartidor de una aplicación en línea que envía pedidos de supermercado a domicilio.
En las primeras semanas de marzo de 2020, cuando los casos confirmados de coronavirus en México no llegaban a los 50 contagios, la pareja aún tenía esperanzas en su proyecto compartido, así que hicieron una nueva compra al mayoreo para crecer su inventario de piezas de cerámica.
Pero la ilusión por el plan de futuro se desvaneció a partir del 30 de marzo, cuando el Gobierno mexicano decretó el estado de emergencia nacional por el virus SARS-CoV-2 y ordenó la suspensión inmediata de las actividades no esenciales hasta el 30 de abril de 2020. El cierre parcial de la economía fue un duro golpe para el proyecto de Priscila y Erick, ya que parte primordial del éxito dependía de tener fiestas y eventos sociales, los cuales fueron cancelados para evitar la propagación de contagios.
«Apenas íbamos dandole forma y nos alcanzó la cuarentena», cuenta Erick sobre las afectaciones de la pandemia en su plan a futuro. De hecho, el impacto del coronavirus fue un duro golpe para la economía mexicana, que se desplomó un -1,4 %, -18,7 % y -8,6 % en los primeros tres trimestres del año.
Como en el caso de Erick y Priscila, el coronavirus terminó por romper los proyectos de miles de mexicanos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), unos 333.000 trabajadores por cuenta propia dejaron de laborar entre octubre y noviembre de este año, mientras que los micronegocios registraron una disminución de 415.000 ocupados en el mismo período.
Tres semanas antes del Día del Amor y la Amistad, el arquitecto y la diseñadora ofrecieron a los enamorados un paquete de picnic a domicilio servido en sus elegantes vajillas, pero solo recibieron algunas consultas. Para el 10 de mayo, Día de la Madre, la pareja aún discutió si existía alguna oportunidad de ofrecer sus servicios de renta de artículos para fiestas, pero «ya no se pudo hacer nada», refiere el arquitecto.
«Yo le platiqué a Pris, le dije ‘todo este año no va a funcionar’», recuerda Erick con tristeza.
Como sucedió en otros países del mundo, la propagación del coronavirus no daba tregua en México. Por eso, entre julio y agosto de 2020 la pareja tomó una decisión que fue muy dolorosa por el tiempo y los recursos que habían invertido. «Teníamos dinero parado que en mucho tiempo realmente no íbamos a recuperar y necesitábamos pagar deudas, la renta. Fue cuando decidimos mejor poner en venta todo«, dice Priscila.
De golpe, la pareja tuvo que vender un automóvil, se mudó de Ciudad de México a Toluca —a menos de 70 kilómetros de la capital— con la esperanza de que Erick encontrara un trabajo estable y, además, puso fin a un proyecto que comenzó a gestarse hace dos años y medio, cuando iniciaron su noviazgo.
Ellos no fueron los únicos. De hecho, en diciembre de este año, las cifras oficiales revelan que México ha perdido 752.100 empleos de trabajadores inscritos en el Seguro Social en tan solo 12 meses.
Golpe emocional
Para Erick, vender la mayor parte de los productos que habían adquirido fue un impacto emocional, principalmente porque formaba parte de una iniciativa que emprendió con su novia y a la que le habían dedicado mucho tiempo.
«Realmente el hecho de parar esto fue un poco decepcionante, un poco la incertidumbre de no saber qué emprender, si seguirle. Aguantamos bastante tratando de sacar rentas (…), pero evidentemente no se podía», dice Priscila.
Pero más allá del corto plazo, al arquitecto le preocupa que el tiempo corre y deben comenzar a construir algo a futuro, porque el panorama económico en el país no es demasiado alentador. Según analistas consultados por el Banco de México (Banxico), el Producto Interno Bruto (PIB) del país tendría una recuperación de apenas el 3,54 % el próximo año.
Expectativas a futuro
Para miles de jóvenes como Erick, el futuro es «muy incierto».
Una encuesta de la consultora Buendía y Laredo, realizada a jóvenes de entre 18 y 40 años, reveló que el 66 % de esta población se siente poco o nada preparada para la vejez. El 61 % de los hombres y el 73 % de las mujeres creen que sus hijos o familiares los mantendrán cuando sean viejos. Los ahorros o la pensión solo serían el sustento a futuro del 35 % de los hombres y del 24 % de las mujeres, según sus expectativas.
«No vamos a tener pensión, la Afore [Administradora de Fondos para el Retiro] es muy poco lo que nos pueden dar (…) Sabemos que tenemos que buscar la forma de generar nuestro propio dinero para el futuro y que tiene que ser ya», agrega el arquitecto.
Priscila, por su parte, reconoce que hay un importante sector de la población mexicana con menos oportunidades que ellos. Aún así, explica el sentimiento de muchos jóvenes que intentar salir adelante en medio de la incertidumbre: «Nos vendieron esa idea de ‘estudia porque así ya te vas a asegurar algo’, pero realmente ahorita las cosas no son así, ya una carrera o ser profesionistas no te asegura absolutamente nada«, concluye.