Por: Clarissa Guevara
Conversación en whatsapp
Jueves 03 de diciembre en 2020
Clarissa Guevara: Espero estos libros muevan psicologías internas en ti, como lo han hecho conmigo y que el conocimiento siga siendo algo genealógico entre nosotras las mujeres.
Abrazo. Con cariño: Clarissa
Mavis Gómez: CLARISA!!!
Mavis Gómez: Clarissa! !!
Mavis Gómez: Que gran alegría saber de ti
Mavis Gómez: Mi admirada y bien amada sobrina
Mavis Gómez: Muchas gracias
Mavis Gómez: Voy a disfrutar las lecturas que me enviaste Amo a Virginia Woolf. Coral Herrera otra fabulosa
Mavis Gómez: Me estoy recuperando. Me asusté mucho. He estado muy delicada y mi organismo está respi siendo lentamente. Din embargo, muy bien atendida a tiempo. Mi hijo Humberto no perdió tiempo. Trajo médicos y enfermero de planta.
Mavis Gómez: Clarissa Te quiero mucho. Siempre cuenta conmigo en todo. Por favor.
Mavis Gómez: Mucho cariño y abrazos. Tu Tía la escritora
CARTA PARA MI TÍA LA ESCRITORA
Te escribo porque al menos, entre el suspenso sobre la vida y la muerte tu llama sabe nadar. Me cobijó el deber. Trazo, rastro y huella de un estacionamiento de palabras. De las casas pegadas que no se separan invade un dolor que no se conoce. Nadie tiene que dar explicaciones. Siempre contamos historias.
Por eso ando diciendo entre otras cosas, que eres capaz de improvisar y dirigir la vida aquí y ahora a su continuidad y tu esplendor con su incesante aleteo en tu pecho a pesar de todo, contra viento y pandemia. Total, tú para esto siempre alimentada por la adversidad.
Autoría viene de autorizar y son dos términos profundamente emparentados, pensemos desde acá que pedí prestados tus ojos negros, los mismos que confirman otra forma de habitarte en el espacio-tiempo, el lapsus numérico se encuentra entre la pagina 11 y 21 de la edición El Ala de la Iguana.
Decidida como eres, no te contentaste con tan poco. El reloj no detiene su marcha. Caligrafía o imagen, ideograma del silencio. Contrastes del mármol de tu nueva casa y tu cabello. Un blanquísimo pueblo de palomas que te saludan al sonido de las campanas de Santiago de la Monclova, como la estela de amor de tu padre y tu madre, así encontré en ti el fetiche del poeta: nunca te sientes sola en el oleaje intenso de la escritura porque nadar quiere tu llama hacia la otra orilla. Solamente los sentidos son plenos frente al tiempo:
“El miedo existe, pero no nos detiene. Una tristeza tenue nos descobija y no había motivos para estar tristes. La vida es buena, revivir emociones que hicieron que el tiempo se dilatara. Vencimos con el pulso las fronteras habituales de las costumbres y alzamos el vuelo”
(2017, Fantasmas del desierto)
Estar y revivir siempre serán los verbos del presente eterno y las palabras son como pergaminos en botellas arrojadas al mar (a un mar inmenso) que llegarán a destino porque tu llama sabe nadar.