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viernes 7 de febrero de 2025

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Bitácora del director

Bitácora del director

Por Pascal Beltrán del Río

Bajar la temperatura

WASHING-TON, DC.– Al tomar posesión de la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden propuso ayer a sus conciudadanos “comenzar de nuevo”, dejar atrás la posverdad, la desunión y el narcisismo que caracterizaron el gobierno de su predecesor.
La tarea no es sencilla. La política en Estados Unidos, igual que en muchos otros países, se ha movido hacia la polarización. Es más fácil dividir que sumar, aunque, al final, los resultados de lo primero sean desastrosos para los ciudadanos.
Biden no es un hombre de potente oratoria. Sus discursos tienden frecuentemente al lugar común. Pero, después del lenguaje incendiario de Donald Trump, éste resulta refrescante. Lo aburrido es el nuevo exotismo, la nueva emoción. El mensaje que pronunció ayer con motivo de su toma de posesión, redactado en lenguaje de hombre sencillo, tocó la nota correcta. No tuvo pretensiones intelectuales, pero era lo que el país y el mundo necesitaban escuchar. La normalidad está de vuelta en la política estadunidense.
El nuevo presidente llamó a sus compatriotas a dejar la desconfianza por sus semejantes, a “ponerse en sus zapatos”, a escuchar antes de juzgar. A “pararle a los gritos y bajar la temperatura”. Les prometió ser un presidente para todos, para quienes votaron por él y para quienes no lo hicieron.
Biden asume el mando de la (aún) nación más poderosa del mundo en un tiempo convulso. Las crisis sanitaria y económica han acelerado las tendencias nativistas e individualistas que la globalización ya había despertado.
Recordó que la única posibilidad de civilización es pensar en las necesidades de los demás. “Sin unidad, no hay paz; sólo amargura y furia”, sentenció. “No hay progreso, sólo una indignación que cansa. No hay nación, sólo caos”.
Apeló a una de las características fundamentales de la democracia: la tolerancia. “Ningún desacuerdo debe ser causa para una guerra total (…) Para quienes no nos apoyaron (en la elección), déjenme decirles esto: Escúchenme, conforme vayamos avanzado. Mídanme y midan mi corazón. Si de todos modos siguen en desacuerdo conmigo, así sea. Así es la democracia (…) el derecho de disentir pacíficamente (…) Pero escúchenme claramente: el desacuerdo no debe llevar a la desunión”.
Agregó: “Debemos detener esta guerra incivil que enfrenta a rojos con azules, lo rural con lo urbano, conservadores con liberales. Lo podemos lograr si abrimos nuestras almas en lugar de endurecer nuestros corazones; si mostramos un poco de tolerancia y humildad.
“Hay días que necesitamos que nos ayuden. Hay otros en que estamos llamados a ayudar. Esa es la actitud que debemos tener hacia los demás.
“En el trabajo que tenemos por delante, nos necesitamos los unos a los otros. Requerimos nuestra fuerza para perseverar en este invierno oscuro (…) Estamos entrando en la etapa más dura y mortal del virus. Debemos dejar de lado la política y, por fin, enfrentar esta pandemia como una sola nación”.
Hombre de fe católica –segundo presidente de esa religión en la historia de Estados Unidos–, citó a San Agustín: “Él escribió que un pueblo es una multitud definida por sus objetivos comunes. ¿Cuáles son los que nos definen como estadunidenses? Creo saberlo: oportunidad, seguridad, libertad, dignidad, respeto, honor y, sí, la verdad”.
En clara alusión a los “hechos alternos” que constituyeron la narrativa de su predecesor, Biden continuó: “Las semanas y meses recientes nos enseñaron una dolorosa lección. Hay mentiras y verdades. Mentiras que se dicen para ganar poder y obtener ganancias. Cada uno de nosotros tiene el deber y la responsabilidad de defender la verdad y derrotar las mentiras”.
No es de poca monta lo que va a enfrentar el nuevo gobierno estadunidense en los meses por venir. Sus propósitos son ambiciosos, pero creo que no había de otra. Estados Unidos no había estado tan polarizado desde los días de la Guerra Civil y su prestigio ante el mundo se encuentra severamente mermado.
El tiempo dirá si este hombre sencillo –que en sus tiempos de senador por Delaware hacía campaña simplemente como “Joe”– logra conectar con sus gobernados y apagar los fuegos de la desunión.

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