
Los bomberos voluntarios de Castaños, han quedado extintos a causa de la pandemia del Covid-19, el comandante Marco Tulio Loera Velázquez, enfermó de coronavirus, mientras que los 20 elementos que dirigía decidieron abandonar la corporación por miedo al contagio, ya que no contaban con los equipos suficientes para hacer frente a la contingencia.
En el 2007 iniciaron labores en el municipio de Castaños. Los hermanos Marco y Pedro Loera son los fundadores y lograron formar el primer equipo de 15 elementos.
Con el paso de los años fueron adquiriendo equipos de protección y unidades, algunas donadas por diversas organizaciones y otras adquiridas con sus propios recursos.
Atendían incendios, accidentes, volcaduras y cualquier tipo de reporte que la ciudadanía les hiciera, aunque no tuvieran el material tenían es virtud de proteger y ayudar al pueblo de forma gratuita.
Eran los héroes que día a día arriesgaban sus vidas sin esperar un pago, el bombero que siempre da y nunca pide.
Marco, enfermó de coronavirus, luego de que se aplicara la vacuna para lograr la inmunidad pues trabaja como chofer de ambulancia en la clínica ISSSTE de Monclova.
El virus le dejó algunas secuelas y hoy sigue resguardado en su vivienda donde toma todas las medidas preventivas para recuperarse.
Sin embargo, no tiene contemplado regresar a las labores de bombero voluntario porque además “ya no hay elementos y ni siquiera cuenta con los más mínimos materiales de protección personal como cubrebocas, overoles, guantes, lentes o caretas que ayuden a disminuir el riesgo de contagio”.
Los apagafuegos lograron hasta tener su propia estación que se localiza en la colonia 21 de Marzo, se enfrentaron a muchas dificultades pero alcanzaron su objetivo, que Castaños tuviera elementos de bomberos.
ESCENARIO DE ACCIÓN IRRUMPIDO POR UN VIRUS
Después de 14 años salvando vidas, hoy el escenario de acción de los bomberos se ve irrumpido por un enemigo, un virus invisible que requiere atención y medidas especiales para evitar contagios.
Al declararse la pandemia el 19 de marzo del 2020 todo cambió, los elementos ya no trasladaron a personas enfermas en la ambulancia y tampoco brindaron los primeros auxilios en los accidentes automovilísticos, pues sabían que hay quienes son portadores de la enfermedad sin ni siquiera saberlo.
Incendios u otros reportes ciudadanos en los que no hubiera mucho contacto con personas es lo que estaban atendiendo.
Marco Tulio, mencionó que aunque tenían la disponibilidad de ayudar a la población no pueden porque sus equipos son insuficientes y precarios.
“Una careta cuesta mil 500 pesos, más los overoles, gel desinfectante, guantes, cubrebocas, lentes, aparte el equipamiento de la ambulancia y una cápsula, realmente no podemos hacer frente a la contingencia, apenas y teníamos mascarillas que nos donaba una empresa”, expresó.
“Nos querían desaparecer, pero nunca lo lograron, hasta nos quitaron la frecuencia hace más de un año, ahorita lo que nos hundió fue la pandemia pero tenemos la esperanza que la situación va a mejorar”, dijo.
NI CON VENTA DE DULCES SACABAN PARA GASOLINA
Los Bomberos vendían dulces por el bulevar Galaz para obtener recursos y surtir diesel y gasolina para sus unidades. Sin embargo “el estar parados en el semáforo vendiendo cocas, fritos, cacahuates, dulces y aguas no daba ingreso y ya nos hacían el feo porque temían al contagio”, indicó.
De 20 elementos que llegó a tener la corporación solamente quedaron 8 a finales del año pasado y a principios de enero se retiraron para buscar un empleo estable porque tenían que llevar el sustento a sus familias.
Los Bomberos Voluntarios, estaban acostumbrados a tomar medidas de precaución de manera constante, las normales como casco, guantes, botas, pantalón y chamarra pero el Covid-19 los tomó por sorpresa e hizo que se vean obligados a parar labores.