Por Gloria Jaramillo
Debajo de 8 cobijas pasó la noche más fría de sus vidas la pareja monclovense formada por Carlos y Martha Osuna, quienes desde hace casi 3 décadas habitan en el condado de Cleburne, Texas. Con una casa totalmente eléctrica sufrieron el apagón que se prolongó más de 72 horas y los obligó a explorar las más primitivas formas de supervivencia.
La mágica nevada del fin de semana anterior sólo fue el preludio de lo que experimentarían en los días posteriores, en que el termómetro descendió a más de 22 grados bajo cero.
A causa del apagón se quedaron también sin agua, y su único recurso fue derretir la nieve en ollas de agua, dentro de un mechero casi olvidado que localizaron en el garaje y que fue su salvación para poder cocinar y contar con el vital líquido para lo más esencial.
Martha Osuna relató que con la esperanza de que la energía eléctrica tardaría en llegar sólo unas horas, decidió dormir en su casa junto a su esposo la primera noche. El frío calaba hasta los huesos dentro de su vivienda que apenas lograba aislar los vientos gélidos del exterior.
La nieve que el domingo forró el paisaje fue un motivo de alegría, que los hizo salir junto con sus hijas a tomarse selfies y jugar a las “guerritas” con la nieve. Fue un gran espectáculo.
Pero las temperaturas fueron bajando cada vez más hasta convertir la blanda nieve en una capa dura de hielo que cubrió los techos de las casas, las ramas secas de los árboles, los toldos de los vehículos y las calles, haciendo peligrosa la circulación.
El dilema era recorrer 50 kilómetros de camino rumbo a la casa de su hermano quien reside en Fortworth, en una carretera congelada que ya dio cuenta de la peligrosidad –por el impactante accidente que dejó media docena de muertos- o quedarse en casa y tratar de sobrevivir al feroz frío.
Decidieron quedarse, mientras sus hijas se fueron a refugiar a casas de amigos cercanos que sí contaban con electricidad.
Soportaron un día más y al tercer día se refugiaron con una tía, frente a su casa, quien tampoco tenía luz pero al menos sí calefactores de gas para mitigar el cruento frío.
Martha explica que familias completas se quedan a bordo de los automóviles con la calefacción encendida para poder pasar la noche y conciliar el sueño, para no permanecer adentro de las casas que parecen congeladores al no poder hacer uso de los sistemas de calefacción.
DESABASTO DE GASOLINA Y COMIDA
Para empeorar el escenario, desde el fin de semana que acudió a la tienda HEB de Cleburne encontró los estantes vacíos; no había alimentos básicos como huevos, carnes o verduras. Muchas de las tiendas Wal-Mart de plano cerraron ante la onda gélida y porque se quedaron sin productos para ofrecer a los clientes.
La comida que guardaba en su refrigerador peligraba con descomponerse al permanecer el aparato apagado, por lo que optó por sacarlo al exterior de la casa donde la temperatura no ha dejado de ser congelatoria.
Mientras tanto el uso de los vehículos como dormitorios o áreas de descanso por parte de miles de habitantes de Texas ocasionó que se terminara, haciendo más intensa su preocupación pues temen quedarse sin gota de combustible para poder desplazarse.
“Ahorita no estamos trabajando por lo mismo, no se puede andar por los caminos porque es peligroso, parece ser que el lunes se reanudan las actividades en las fábricas, para entonces el clima va a estar mucho mejor”, explicó.
REGRESA LA LUZ TRES DÍAS DESPUÉS
Ayer en la tarde regresó la luz a la casa de Martha y Carlos y fue un motivo de alegría y alivio para ellos. Lo primero que hicieron fue colocar la cafetera y disfrutar de un café “Folgers”. Para acabar de pasar el mal trago y para entrar en calor ella cocinó un caldo de pescado con la receta que le enseñó su mamá.
“Ojalá y ya no se nos vaya la luz, se fue en el peor momento, cuando hizo el peor frío de la temporada, hay mucha gente que sigue sin luz, sufriendo lo mismo que nosotros”, expresó.