Por VIANEY ESQUINCA
Masoquistas
Las encuestas muestran que, aunque su preferencia electoral ha caído, si las elecciones fueran hoy, Morena conservaría la mayoría en la Cámara de Diputados y se llevaría varias gubernaturas que están en manos de la oposición. Lo que es peor, los puntos que ha bajado el partido guinda no se han ido al PRI, PAN, PRD o a otros, sino que han engrosado el número de indecisos.
Estos números tienen a mucha gente preguntándose ¿cómo es posible que, a pesar de que la economía está en su peor momento, la paz tan prometida está cada vez más lejos, que el gobierno y los morenistas una y otra vez se pasan las leyes y la Constitución por el arco del triunfo, que hacen todo lo posible para regresar a México al pasado, que han militarizado al país y han mostrado un gran desprecio por las víctimas, entre ellas, por supuesto, las mujeres, Morena lleve la delantera?
¿Cómo puede ser que, a pesar de que el Congreso sirva de oficialía de partes de la Presidencia, que estén dispuestos a eliminar contrapesos y órganos autónomos, que hostigan o acorralan a sus enemigos, persiguen a los medios y a las organizaciones de la sociedad civil y que haya sido de los peores gobiernos en el manejo de la pandemia, la gente piense votar otra vez por Morena?
No hay una respuesta única a las preguntas que muchos sorprendidos se hacen al revisar los estudios de las casas encuestadoras. La única figura aglutinadora que tiene Morena es Andrés Manuel López Obrador. La popularidad del mandatario es quien sostiene a su partido y las encuestas señalan que la gente sigue percibiendo al Presidente como un hombre honesto, aunque no necesariamente capaz. La gente está comprando la máxima del Ejecutivo de “90% de honestidad y 10% de experiencia” porque siguen sin perdonar los abusos y corrupción de gobiernos anteriores.
Por supuesto, el uso electoral de los programas sociales juega un papel fundamental en la delantera de Morena, ya que, aunque puede cambiar la situación en un corto plazo, millones de ciudadanos piensan que están mejor hoy que antes porque, sin importar cómo, reciben dinero directo del gobierno.
Por otro lado, la oposición no ha logrado tener un discurso que le llegue a la gente, tampoco han surgido figuras ni medianamente competitivas que hagan un contrapeso real. Nadie duda del manejo faccioso de la justicia en este gobierno, el problema es que los adversarios se ponen de a pechito. Basta con rascar un poco en la vida de los enemigos para darse cuenta de que hay mucha tela por dónde cortar y armarles el expediente en la Fiscalía General de la República.
Y una última razón es porque, de plano, la gente que va a votar por Morena es masoquista.
Esto queda muy claro con el caso de Félix Salgado Macedonio. Si después de todas las protestas, acusaciones y denuncias Morena sigue la instrucción presidencial y nombra al guerrerense como candidato a la gubernatura de Guerrero y éste, de acuerdo con lo que hasta el momento dicen las encuestas, gana ¿de quién será la culpa?, ¿de López Obrador por haberlo sostenido?, ¿del partido que, alineándose y privilegiando los acuerdos políticos, lo postuló?, ¿de la Fiscalía de Guerrero, que detuvo y no dio seguimiento a, al menos, dos denuncias interpuestas?, ¿del PRI, que gobernó tan mal que le abrió la puerta a Morena para que llegara al cargo? ¿o de la gente, que decidió darle su voto a pesar de todo?
Porque tanto peca quien mata la vaca como quien le agarra la pata. Morena y el Presidente podrán ser culpables de encapricharse con un candidato, pero si llega a ser gobernador todos los arriba mencionados serán cómplices y la gente tendrá que responsabilizarse de su voto.