La amenaza del Covid-19 más el riesgo continuo del desempleo, situación que sufren más las mujeres, impide dimensionar la respuesta que tuvo el Segundo Paro Nacional #UnDíaSinMujeres, convocado este 9 de marzo para denunciar la violencia que dejó 3 mil 752 asesinadas en 2020.
Aunque cada mujer expuso sus razones, en general coinciden en que la precariedad laboral les impide denunciar la falta de derechos.
«Estamos tan preocupadas por comer, ¿usted cree que vamos a tener tiempo para hacer un paro?», dijo una mujer de unos 50 años que esperaba esta mañana en el andén del Metro Balderas.
La sección de las mujeres en el convoy lucía llena, a las 9:00 horas los vagones estaban hacinados a pesar de un año de recomendaciones ante la epidemia.
Mostraban la necesidad de salir al trabajo aun con las 319 muertes y los mil 877 nuevos contagios de Covid-19 reportados un día antes por la autoridad sanitaria.
«La verdad es que yo no me enteré del paro, pero de todos modos no iba a poder, aunque quisiera, porque tengo que trabajar», respondió Ingrid Juárez, una empleada de un banco de desarrollo, mientras tomaba en Buenavista una ecobici para llegar su trabajo, cerca del Ángel de la Independencia.
Por el temor del Covid, explicó, el lunes no salió a marchar, pero estuvo compartiendo los hashtags y las fotografías en internet.
«Una ayuda como puede, pero el trabajo no lo podemos descuidar, menos ahora», añadió.
Si bien son más los hombres que han fallecido, con el 62.77 por ciento de los 190 mil 923, son las mujeres quienes más han resentido la crisis laboral por la pandemia.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi para los meses de octubre a diciembre reportó 32.6 millones de hombres con trabajo, un millón menos que el mismo lapso de 2019, mientras que el número de mujeres ocupadas se redujo en 1.3 millones, para llegar a 20.7 millones.
Otro dato que dio el Inegi es que las mujeres tardan más tiempo para conseguir un empleo, pues el porcentaje de quienes tienen entre uno y tres meses desocupadas es del 30 por ciento, frente al 23 por ciento de los hombres.
Con el confinamiento recomendado para evitar el contagio del Covid-19, con las escuelas sin clases presenciales, fue complicado advertir el nivel de ausencia de mujeres.
Pero un empleado del Hotel Hilton, en Avenida Juárez, que buscaba clientes para el restaurante, una trabajadora de la Ciudad que coordinaba la limpieza de grafitis feministas en el Monumento a la Revolución, y una mujer que entraba a la Catedral Metropolitana, consideraron había la misma cantidad de otros días.
Una cantidad que, de todos modos, es mínima.
En internet tampoco se ha notado el #UnDíaSinMujeres, aunque la politóloga Ingrid Curioca consideró que en esta ocasión la manifestación por la situación de violencia contra las mujeres es más simbólica.
«Si paramos nosotras, para el mundo. #9M2021 #UnDiaSinMujeres», publicó en su cuenta de Twitter.
Vía telefónica comentó que en su trabajo, en el Poder Judicial, donde las mujeres son el 70 por ciento, tuvieron permiso para unirse al paro.
«Lo que queremos es que se note la falta que las mujeres hacemos y que se debe de parar la violencia que sufrimos», dijo.
Curioca consideró que el riesgo del Covid ha impactado al movimiento de mujeres, que el año pasado, con una gigantesca marcha y el primer paro nacional, tuvo una de sus participaciones más altas.
«Es cierto que ir a una marcha es un privilegio, porque no todos podemos desprendernos de un día laboral para ir a una marcha, ni para hacer hoy un paro porque hay mujeres que son jefas de familia y viven al día, pero quienes sí podemos le estamos dando voz a muchas mujeres, igual que ayer varias nos representaron a quienes tuvimos que trabajar», destacó.
En el Centro Histórico, sobre el pavimento y las vallas metálicas con que se protegieron algunos edificios quedaban todavía esta mañana las pintas de la marcha de mujeres de un día antes.
Los nombres de mujeres asesinadas o agredidas sexualmente, y las amenazas como respuesta a la violencia llamada de género y contra el apoyo del Presidente Andrés Manuel López Obrador para que el senador Félix Salgado Macedonio, acusado de violación, sea el candidato de Morena al Gobierno de Guerrero.
«Un violador no será gobernador», «AMLO encubridor», Ni una más», «Si nos tocan a una, respondemos todas», se leía en los grafitis verdes y morados.
María, una etiquetadora de 52 años, de cabello corto y pantalón de mezclilla, le tomaba fotografías a las pintas de las vallas metálicas de la Catedral, a donde había ido por un encargo de su patrón.
Se dijo dispuesta a manifestarse contra el maltrato a las mujeres, aunque condenó las pintas que llamaba «destrozos a la Nación».
«Ahora no me enteré del paro, igual lo tomaría, pero a mí no me conviene porque el día que yo falte, pues a mí me descontaría mi patrón, yo creo que no estaría de acuerdo mi patrón», consideró.
En Metro Hidalgo, el policía J. Ortiz, que vigilaba la división entre la zona de hombres y mujeres, dijo haber visto la misma cantidad de mujeres que otros días.
«Antes, la mujer antes se quedaba en la casa, al hogar, y el hombre salía a trabajar. Ahora, la mujer tiene que salir a trabajar y el hombre a trabajar, porque si no, nomás no alcanzas a cubrir las necesidades», afirmó.