En días recientes, las lágrimas, el júbilo y el destello de esperanza se han hecho presentes en múltiples residencias para ancianos a lo largo de Estados Unidos.
Por primera vez desde el inicio de la pandemia de Covid-19, las restricciones sanitarias en estos sitios han comenzado a relajarse en toda la Unión Americana, situación que ha permitido alegres reencuentros entre los residentes y sus familiares, quienes habían tenido que mantener una dolorosa relación a la distancia.
En Ohio, el rostro de una mujer de 88 años se iluminó cuando finalmente abrazó a su hijo. Hacía un año que no sentía ese calor, esa felicidad.
A cientos de kilómetros, en Rhode Island, un pequeño de 5 años se sentó sonriente en el regazo de su abuela.
Y en California, el «Estado Dorado», los residentes y el personal de un asilo entonaron al unísono los versos de «Over the Rainbow» bajo las caricias de los rayos del sol.
Factores como el avance de la campaña de vacunación en el país norteamericano -donde ya se ha aplicado más de 120 millones de dosis-, la mejora de las condiciones al interior de los hogares para ancianos y las nuevas pautas federales de salubridad han allanado el camino para este tipo de reuniones.
Dentro de los asilos, en los últimos días, se ha realizado fiestas de bienvenida, celebraciones de cumpleaños y convivios a la intemperie, eventos que han servido para que las familias estadounidenses vislumbren cómo será la vida una vez finalizada la crisis.
Conforme a los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente 1.4 millones de residentes y un millón de empleados de estos centros de atención han recibido ya un esquema completo de vacunación contra el coronavirus.
Por otro lado, según los propios CDC, los indicadores de contagios y defunciones en los hogares para ancianos han ido a la baja desde diciembre, cuando en una sola semana se registró un pico de más de 30 mil casos y 7 mil muertes.
En contraste, las cifras de la semana pasada fueron de mil 300 casos y 500 defunciones en todo EU.
Para Gloria Winston, residente de un asilo en Rhode Island, este «es el comienzo de lo mejor que está por venir».
«El mundo va en la dirección correcta. Necesitamos nutrirnos mutuamente estando presentes y acompañándonos».