El Presidente Andrés Manuel López Obrador empezó de buenas, echando flores al Mandatario de Bolivia, Luis Alberto Arce, y destacando la cercanía de éste con Evo Morales.
Pero terminó la conferencia mañanera visiblemente molesto, citando sus «otros datos» y repitiendo una y otra vez que ni él ni su Gobierno son iguales a los del pasado.
En un momento, el Mandatario incluso revivió la frase de «la mafia del poder» para referirse a quienes se «adueñaron» del Gobierno durante el periodo neoliberal.
López Obrador recibió en Palacio Nacional al sucesor de Morales en Bolivia, y después de una breve ceremonia en el Patio de Honor, los Mandatarios entraron al Salón Tesorería a las 7:23 horas.
«Él es fruto de un movimiento indígena, popular, democrático de Bolivia, que demostró una nueva manera de gobernar en favor del pueblo y en favor en especial de los más pobres», expresó.
«Fue un Gobierno surgido luego de dictaduras, de regímenes autoritarios, un Gobierno que encabezó el Presidente Evo Morales, un Gobierno exitoso por más de una década en Bolivia».
El Presidente mexicano destacó que durante la gestión de Morales, Bolivia creció más que cualquier otro país del continente, recuperó sus recursos naturales y sacó de la pobreza a millones de personas.
Similitudes y diferencias
En la conferencia, que duró casi dos horas, salieron a relucir las similitudes entre los gobernantes de izquierda, pero también las diferencias.
Ambos señalaron al neoliberalismo, destacaron la importancia de la pensión universal para adultos mayores y la necesidad de apoyar a los más pobres.
Arce, por ejemplo, afirmó que el «viejo modelo neoliberal» buscaba básicamente generar excedentes económicos y la concentración de riqueza en pocas manos.
«Por lo tanto, somos la antítesis, es la redistribución del ingreso y esa redistribución del ingreso no lo va hacer el mercado, lo hace el Estado», sostuvo el boliviano.
López Obrador, por otro lado, advirtió que durante el neoliberalismo se otorgaron concesiones en demasía para explotar los recursos naturales.
También expuso que la oligarquía y «la mafia del poder» crearon una corriente de pensamiento para hacer creer que todos los políticos eran iguales, a fin de desprestigiar y desestimar el voto.
«Para que la gente no participara», sostuvo el tabasqueño, «afortunadamente la gente piensa de otra forma y nosotros también, y nos dedicamos de decir ‘no somos iguales'».
También afloraron las diferencias. Arce ventiló que priorizó la aplicación de pruebas de detección de Covid-19, mientras que México las desestimó durante las primeras olas de la pandemia.
«En Bolivia no había pruebas, no se hacían pruebas y por lo tanto, si no hay pruebas, uno no puede tener seguridad de cuál es el avance real de la enfermedad», comentó.
En materia económica, López Obrador recalcó que Bolivia alcanzó un promedio de crecimiento anual de 4.8 por ciento, aunque llegó a tener una tasa de 6.8 por ciento.
De acuerdo con el Inegi, en 2019 -primer año del sexenio- el PIB se contrajo 0.1 por ciento respecto al año previo, el peor resultado después de la crisis de 2009, cuando cayó 5.04 por ciento.
La incertidumbre que marcó el primer año de Gobierno de López Obrador provocó la primera contracción de la economía en una década.
‘Rescate’ y enojo
Si algo destacó López Obrador durante la mañanera, además de la política social de Morales, fue el «rescate» del ex Mandatario boliviano durante el golpe de Estado en ese país.
Recordó que, por instrucción suya, el Gobierno federal envió un avión de la Sedena a Bolivia para que éste fuera sacado del país y llegara a México en calidad de asilado.
«Lo hicieron (Fuerza Aérea) en circunstancias también difíciles, porque no se portaron tan bien algunos gobiernos del cono sur, no querían que el avión volara sobre su espacio aéreo», recalcó.
El Presidente incluso pidió a Marcelo Ebrard que relatara lo que el Canciller describió como un periplo.
Pero la actitud del tabasqueño cambió, y se tornó a la defensiva, cuando un reportero acusó al Gobierno federal de no atender el conflicto del agua en Ayutla, Oaxaca.
«Fíjate que yo tengo otros datos», reviró López Obrador, «lo que se tiene que decir es que es un problema entre dos comunidades indígenas, o sea, no es la comunidad y el Gobierno».
El Mandatario afirmó que el conflicto es atendido por autoridades estatales y, al calor de la respuesta, dijo que pedirá un informe al Gobernador de Oaxaca y al Presidente Municipal.
«Ya se está resolviendo», soltó.
Su molestia subió de tono cuando el mismo reportero le dijo que ha pasado más de un año del caso de «ejecución extrajudicial» en Nuevo Laredo, Tamaulipas, sin que haya responsables.
«Tengo información que se está atendiendo a los familiares, quiero que quede claro que nosotros no permitimos la represión, no somos iguales», respondió.
López Obrador aseguró que su Gobierno no es autoritario ni represivo, y que el Ejército está respetando los derechos humanos.
«Es la primera vez que hay un señalamiento como el que estás haciendo tú, por eso necesitamos aclararlo, porque si algo cuidamos es que se respeten los derechos humanos», dijo.
Al igual que en el caso de Ayutla, el Mandatario ofreció dar un informe esta semana, aunque aclaró que la investigación sobre el presunto abuso militar sigue abierta.
«Ya con esto vamos a terminar la conferencia porque ya Luis estuvo con nosotros, además va seguir estando con nosotros, es, repito, nuestro hermano, nuestro compañero», finalizó a las 9:16 horas soltando una sonrisa y llevándose los brazos al pecho.