Deudos de los mineros fallecidos en la trágica explosión de las minas 2 y 3 de la minera Guadalupe, lamentaron que por las contingencias del Covid-19, no pudieron realizar la ceremonia luctuosa por el aniversario 52 del trágico evento,
Los familiares, amigos y descendientes de los mineros fallecidos, señalan que cada año se juntan menos de cincuenta personas en este acto y que además siempre es al aire libre en la plaza principal, donde se encuentra el monumento al minero, por lo que reiteraron su tristeza de no poder conmemorar esta fecha tan importante.
Ismael Esquivel, deudo del minero José Ángel García Rayas, dijo que ya han pasado 52 años de la muerte de su hermano y que desde que se cerró la mina en el año del 1972, él se fue de Barroteran a radicar en Nueva Rosita.
Relata que cada año viaja a este mineral para estar presente en la ceremonia y misa que se celebraba en honor a los mineros caídos en la mina Guadalupe, pero que lamentablemente por la pandemia este es el segundo año que no se rinde homenaje como debe de ser.
Don Ismael dijo que su cuñada, María Teresa Jaraguchi, de origen japonés, quedó con tres hijos cuando murió su hermano y aún viven en Barroterán, que desde aquel trágico evento que le arrebató la vida al padre de sus hijos, ella tuvo que luchar por sacarlos adelante.
Señalaron que es totalmente inaceptable que solo se autoricen los eventos sociales y se cancelen actos de verdadera relevancia como es el reconocer el trabajo de quienes murieron en el cumplimiento de su deber.
Ramiro Rodríguez Vaquera, fue otro de los mineros caídos aquel trágico 31 de marzo de 1969, era hermano de doña María Elena Rodríguez, quien llorando dijo que aunque hayan pasado los años, su familiar fallecido sigue viviendo en su corazón y el dolor presente como el primer día.
Dijo que además de perder a su hermano en este trágico hecho, también fue muy doloroso para ella la muerte de los demás mineros, ya que ella trabajó por muchos años en la cooperativa y conoció a casi todos los fallecidos.
“Yo cada vez que vengo ante el monumento, les digo que todos ellos eran mis patrones y les digo, aquí está su empleada fiel, que siempre los recuerda con cariño y dolor por su trágico deceso”.
Dijo que su hermano estuvo sepultado bajo la mina, durante 26 días, que lo rescataron un 24 de abril y su hijo más pequeño nació el 24 de mayo de 1969, a la misma hora que lo rescataron muerto, nació mi sobrino, hace 52 años, comentó con tristeza la María Elena.
La señora dijo que a su hermano lo sepultaron en Nueva Rosita, pero que como se fue acabando la familia, fueron muriendo más de sus hermanos, pues ella se trajo los restos de su hermano para Minas de Barroterán, y aquí los tengo, en estación Barroterán, y mientras tenga vida voy a venir a recordarlo ante el monumento y a su tumba, “porque para mí, mi hermano está aún vivo”, comentó.
Dijo que pese a los trágicos accidentes, por lo regular todos los hombres de la familia han trabajado en las minas, pero que ahorita como están las cosas, pues muchos de ellos no tienen trabajo.
En cuanto al pago de las indemnizaciones a las viudas del 69 solo fueron 35 mil pesos lo que les dieron, de los cuales ellas tuvieron que pagar los gastos funerarios, no hubo pensiones porque aún no había Seguro Social, que las mencionadas becas para los hijos de los caídos, nunca llegaron y las casas que eran de la empresa, se las siguieron cobrando, por lo que su situación fue muy difícil al quedar solas y tener que sacar a sus hijos adelante.