
CIUDAD DE MÉXICO.-Aunque el Presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que la inflación es transitoria, habitantes del Área Metropolitana de la Ciudad de México enfrentan la carestía en productos de primera necesidad.
En el año que va de la primera quincena de abril de 2020 al mismo lapso de 2021, el precio de una canasta muy básica de alimentos, conformada por frijol, huevo, tortilla, leche y pan blanco, ha registrado un incremento considerable en casi todos esos productos, con un impacto en el bolsillo de las personas.
De acuerdo con un sondeo que realizó REFORMA de tiendas de autoservicio, Profeco y datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el frijol y la tortilla han registrado el mayor incremento de precio en el periodo mencionado.
Por ejemplo, la bolsa de 900 gramos de frijol pinto se vende, en promedio, 30.42 pesos en tiendas de autoservicio del Área Metropolitana de la Ciudad de México. Una bolsa del mismo gramaje de frijol negro se comercializa en unos 23.90 pesos.
Según Inegi, esos precios son hasta 17.67 por ciento más altos a los observados hace un año.
En el caso de la tortilla de maíz, que en promedio se vende en 14.03 pesos por kilo en establecimientos de la capital, el aumento del precio es de 10.69 por ciento respecto del año pasado.
La leche entera y el pan blanco han tenido un comportamiento similar: el incremento en el precio del primero ha sido de 6.69 por ciento en el último año, para llegar a 20.18 pesos por litro, mientras que el segundo subió 5.75 por ciento hasta 37.41 pesos el paquete de 680 gramos.
Únicamente el huevo ha tenido descenso en el periodo señalado, de 14.05 por ciento, de acuerdo con datos de Inegi. Actualmente se comercializa en 36.89 pesos el kilo en establecimientos de la capital.
“No se ve que sea transitoria (la inflación), esta carestía la tendremos todavía en los próximos meses por diversos factores que se están conjuntando a nivel nacional y global”, aseguró Juan Carlos Anaya Castellanos, director de GCMA.
Las razones de estas alzas tienen que ver con el encarecimiento de los granos a nivel global, que a su vez impactan en los costos de la producción de carne y de productos agroindustriales.
También al alza de los combustibles, a la menor oferta de otros cultivos provocada por efectos climáticos y a una mayor demanda por la recuperación.