
Una iniciativa que grava las herencias que exceden un millón quinientas mil unidades de inversión (UDI), es decir, más de 10.1 millones de pesos, fue presentada ayer por la diputada Gabriela Medina, de Movimiento Ciudadano.
La propuesta, enviada previo a la conclusión del último periodo de sesiones de la actual Legislatura, establece un impuesto mínimo del cinco por ciento para las herencias que superan dicha cantidad, cuando el excedente sea de entre uno y 100 mil UDI, y un gravamen máximo del 30 por ciento para aquellas con remanentes que superen los 800 mil 001 UDI.
“Una vez adjudicadas las herencias o legados, que causen un ingreso superior a un millón quinientas mil unidades de inversión, pagarán impuesto por el excedente”, señala la iniciativa que reforma la Ley del Impuesto sobre la Renta y la Ley de Coordinación Fiscal.
El proyecto publicado en la Gaceta Parlamentaria establece que cuando se trate de herencias o legados adjudicados a más de una persona heredera, el porcentaje del impuesto causado se dividirá en la proporción que le corresponda a cada una de ellas.
El pago de las contribuciones, agrega, se retendrá al momento de la adjudicación y no podrán ser incluidas en la declaración anual del ejercicio fiscal en que sean causadas.
Además, plantea que la recaudación del Impuesto Sobre la Renta derivado de herencias y legados será distribuida en un 40 por ciento entre municipios, en un 30 por ciento entre entidades federativas e igual porcentaje será entregado a la Federación.
De acuerdo con la exposición de motivos, este nuevo gravamen tiene como objetivo limitar la creciente desigualdad por acumulación, así como contribuir a la redistribución de la riqueza mediante la Ley de Coordinación Fiscal, buscando priorizar la asignación de lo recaudado en el Municipio, que es el núcleo de la Federación.
El documento señala que si bien no hay nada malo en recibir herencias, sí constituye una de las formas en que la desigualdad económica aumenta.
La iniciativa señala que, en 2015, había 211 mil contratos con activos financieros que concentraban el 22 por ciento de la riqueza nacional.
Al comparar estos datos con la densidad demográfica, sostiene, es posible asegurar que sólo el 1.7 por ciento de la población posee dicha riqueza y que buena parte de ésta no es producida por el mismo inversor, sino que en buena proporción le fue legada.