Por Carolina Salomón
El Día del Niño llegó y cientos de papás festejaron a sus hijos fuera de casa, ahora con esta nueva normalidad por la pandemia del COVID-19, luego de un año de encierro y que las autoridades aligeraron las restricciones pudieron celebrar a los niños y niñas en restaurantes, parques, con caravanas escolares y hasta entraron a las tiendas para elegir el juguete que más las gustaba.
En el primer cuadro de la ciudad se notó una movilidad del 80 por ciento, sobre todo, en negocios de comida rápida, y dedicados a la venta de artículos de entretenimiento, pastelerías, de disfraces, ropa y calzado.
Esta fecha se empalmó con el pago de quincena y de pensiones a los adultos mayores lo cual hizo que se incrementara a un más la afluencia de personas en la Zona Centro.
En las sucursales bancarias y cajeros automáticos había largas filas, en la plaza principal personas sentadas esperando a que sus familiares cobraran su salario o la pensión para así poder comprarle algunos obsequios sus a sus hijos, nietos o sobrinos.
Por la Miguel Hidalgo, Miguel Blanco, De La Fuente y Abasolo, Venustiano Carraza y otras vialidades se alcanzaron apreciar vehículos que llevaban música, portaban globos y pintas alusivas al este día.
Muchos padres caminaban con sus pequeños por las calles para festejarlos desde en la mañana otros compraban pastel, obsequios y comida para agasajarlos en el hogar.
Se notó que grandes y chicos hacían uso de mascarillas faciales pero no aplicaban la sana distancia, en los locales se registraba aglomeración, no se tomaba la temperatura a los clientes, y muchos ni siquiera se colocaban gel desinfectante.
“Salimos a comprar cositas para colorear, armar, para que se entretengan, para que no pasen su día en seco, de hecho ellos es lo que esperan jugar y jugar, temprano nos vinimos, ya las lleve almorzar y ahorita quieren ver cosas, les compre su pastel individual y ahorita las llevo a casa y se ponen a ver televisión”, dijo Catalina Silva García.
Ella tiene una hija y una nieta de 10 y 8 años y al haber pocos de casos de Covid-19 en la ciudad decidió sacarlas de casa para que se entretuvieran pues el encierro también les afectó y más porque no hay clases presenciales y no pueden ver a sus amigos y compañeros.
“Cada año nos proponemos mis esposo y yo en comprarles, sacarlas a que se distraigan y ahora con la cosa de la pandemia hay menos restricciones y como quiera decidimos salir temprano porque en tarde habrá más gente”, indicó.
Mencionó que al llevarlas a desayunar gasto 350 pesos, “fuimos al lugar que ellas eligieron no donde yo quiera, por eso le digo a mi señor yo le doy el gusto a mis niñas, en verdad a mí no me cuesta o me duele lo que gaste porque eso lo hace uno una día al año, gastamos a veces en otras cosas y ahorita por mí lo que gasten ellos yo no soy fijada”.