Por Yuriria Sierra
ElMéxico QueSí
Había una vez un México al que las tragedias lo unían y le recordaban su ser amable y solidario. Hoy parece que domina sólo el que se disputa trabes de poder, rieles de culpa y vagones de polarización extrema…
Aunque no todo está perdido. Aún está ahí ese México del que yo me siento profundamente orgullosa y sé que millones de mexicanas y mexicanos también. Es el México que amo y las razones son tantas que se evidencian también con las terribles tragedias que hemos vivido a través de los años.
Lo contamos en Imagen Noticias, menos de un minuto fue suficiente para recordar y reafirmarlo: jóvenes que, tras el colapso de vagones de la Línea 12 del Metro, corrieron de inmediato aun por encima de su propia seguridad, auxiliaron a la gente que estaba atrapada en los vagones, entre los escombros o dentro de los autos sobre los que cayeron las trabes. Ahí estaban ellos, antes que cualquier autoridad o servicio de emergencia, ellos comenzaron el rescate de los heridos. Y a esos héroes anónimos también los auxiliaron otros vecinos, aquellos que comenzaron a contener el tráfico, a regular; otros que sacaron ollas y prepararon café, alimentos, lo que fuera necesario para ser apoyo de esos otros mexicanos que no necesitaban ninguna retribución, sólo la de saber que su labor era más que suficiente.
Ése es el México del que debemos sentirnos orgullosos, el que se crece ante las adversidades, el que entiende que es a través del trabajo colectivo como podemos vencer a esos tan anquilosados grupos de poder.
Prefiero ese México que se tiende la mano y no ese otro que lo hace sólo para sacar un beneficio. Que, incluso, optan por acusar complots bajo circunstancias tan dolorosas como las que atraviesa la Ciudad de México… o el país entero. Como esos candidatos que acudieron a encender los ánimos contra las autoridades, pero únicamente como estrategia proselitista, porque en ningún momento ofrecieron ayuda a las familias que buscaban a sus seres queridos. Prefiero aquellos que comparten lo poco que tienen, sobre aquellos funcionarios que evitan ofrecer respuestas y soluciones.
Lo vimos en el sismo de 2017, lo vimos hace unas noches. Sí somos más quienes creemos que es la suma y no la división lo que alimenta el futuro. Ése es el México del que yo me siento profundamente orgullosa. Es el México que quiero que sobresalga, del que hablemos más, el que ocupe más espacios. Porque es a través de él donde se germinan voces ciudadanas críticas, las que proponen, las que buscan y ofrecen respuestas. Las que entienden que lo que creemos mínimo es en realidad un activo valiosísimo para quienes están frente a nosotros.
Ése es el México que me enorgullece y el que debe enorgullecernos a todos, porque es el que nos recuerda que somos más que esa eterna confrontación a la que algunos desean acostumbrarnos.