
Por Vianey Esquinca
Los no, no
Las crisis sacan lo mejor o lo peor de las personas, los gobiernos y las instituciones. El accidente en la Línea 12, también conocida como dorada o salada, no es la excepción. A pesar de que México ha tenido muchas tragedias, es increíble ver que los políticos y funcionarios siguen sin aprender qué se debe hacer y qué no.
Primero hay que aplicar la regla de oro de cualquier crisis: “la gente es prioridad”. En el caso de la Línea 12, el gobierno de la CDMX ha fallado. La información sobre decesos y heridos tardó, se registraron testimonios de la falta de medicamentos y atención y, por si no fuera suficiente, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se ha dedicado a repetir que fue “un incidente” minimizando la gravedad. A esto debe sumarse el debate de las indemnizaciones.
Por supuesto tampoco ayuda que, una vez más, el presidente Andrés Manuel López Obrador se muestre alejado de las víctimas, sin mostrar la mínima empatía. Seguramente no quiere que se le vincule de ninguna manera con el conflicto y quiere que su discípula lo contenga para evitar un daño mayor de reputación a nivel nacional. Simple cálculo político; sabe mejor que nadie lo perjudicial que resulta un #FueelEstado.
Segundo, la politización de las tragedias es prácticamente inevitable, porque siempre habrá críticas y muchas de éstas vendrán de los adversarios. Además, los que están en el banquillo de los acusados sentirán permanentemente que hay un complot detrás de cada señalamiento para erosionar su gobierno. Por lo tanto, resulta absolutamente ocioso pedir que “no se politice” un desastre, máximo si esta petición viene de quienes hicieron de la politización de tragedias su modus vivendi obteniendo ganancias políticas. O ¿acaso ya se olvidaron de la Guardería ABC o Ayotzinapa?
Pero una cosa es criticar lo evidente y otra, irse a sacar la foto a un lado del siniestro, tal como hicieron panistas de la CDMX. ¿A quién se le ocurrió que hacer acto de presencia en la zona del derrumbe de la Línea 12 era un bonito evento de campaña? El PAN debería correr a esa mente brillante.
Tercero, no se debe mentir ni defender lo indefendible. Ante las cifras y evidencia documental de que han disminuido los recursos para el mantenimiento del Metro, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum se ha aferrado en que no es así. Han tenido que hacer malabares para explicar eso y que no hubo subejercicio. Además, la morenista ha decidido mantener a la directora del Metro, a pesar de los pesares. Aunque, si no la quitó desde que empezaron los problemas en el Metro, ahora mantenerla podría ser una estrategia para que Florencia Serranía concentre toda la presión de la opinión pública y sea un fusil intercambiable cuando sea el momento.
Cuarto. Se sabe que las crisis son también como lluvia que riega la estupidez humana y provoca que ésta florezca. Al despropósito de los panistas se suma el de la senadora morenista Margarita Valdez Martínez, diciendo que el accidente pudo ser porque personas movieron la ballena que soportaba las vías del Metro o el de Sergio Saldaña Zorrilla, subsecretario de la Secretaría de Energía, quien en un tuit, que después borró, dijo que “no debe descartarse ninguna causa, incluyendo un posible sabotaje”.
Quinto, aunque exista la tentación, fabricar culpables no es la solución. Miguel Ángel Mancera parece una presa fácil, pero quien construyó esa línea fue el actual canciller y a quien se le cayó fue a la actual administración.
Hasta ahora, el balance es negativo para los gobiernos federal y de la Ciudad de México. La inevitable pregunta es si esto afectará a Morena en las elecciones, algo es seguro, en la Ciudad el partido guinda puede despedirse de su sueño de arrasar.