Por Pascal Beltrán del Río
La incondicional
La escena no pudo haber estado más cargada de simbolismo: Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, acompañando al presidente Andrés Manuel López Obrador en la ceremonia para conmemorar la fundación de Tenochtitlán.
Entre los asistentes, en segunda fila, ajeno a los reflectores, sentado junto a la presidenta de un comisariado ejidal de Tláhuac, estaba el canciller Marcelo Ebrard, quien, como Sheinbaum, figura en el centro de los señalamientos por el desplome de la Línea 12 del Metro. Él, el constructor; ella, la administradora. En alguno de los dos, previsiblemente, recaerá la responsabilidad del “incidente” —que dejó 26 personas fallecidas—, una vez que concluyan las investigaciones.
Por lo pronto, el jueves pasado, la jefa de Gobierno parecía estar en la luz, iluminada por el astro rey del gobierno, mientras el secretario de Relaciones Exteriores permanecía en la sombra, relegado, vuelto simple elemento decorativo de la ceremonia.
Pero había más: una mujer de raíces judías, como Sheinbaum, y con apellido de origen este-europeo, también como Sheinbaum, fungía como testigo de honor. No es lo único que Dilma Rousseff, la expresidenta de Brasil, tiene en común con la mandataria capitalina. Ambas crecieron políticamente en la cercanía de líderes inmensamente populares: Luiz Inácio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador.
En su discurso, éste no paró en elogios para quien llamó “la compañera Claudia”. Dijo el Presidente: “Aquí, en la ciudad, en la capital de la República, en la que los aztecas llamaban el ombligo de la Luna, gobierna una mujer excepcional: trabajadora, honesta, inteligente y de profundas convicciones humanitarias”. Y rescatándola del percance político, metiendo el hombro por ella, como ha hecho en muchas otras ocasiones —y pese a que, hasta ahora, la investigación y la reparación del daño han corrido exclusivamente a cargo de la autoridad local—, López Obrador aseguró que “en la lamentable desgracia del Metro de Tláhuac seguirá habiendo atención y apoyo para los familiares de las víctimas y, desde luego, el compromiso de conocer la verdad y hacer justicia”.
Ni duda cabe que Claudia Sheinbaum está en la lista corta de quienes aspiran a recibir el espaldarazo de López Obrador para sucederlo. “Estoy muy contento de que haya relevo generacional”, dijo el Presidente en marzo pasado. Y agregó: “De 50 (años de edad) para arriba, hay mujeres y hombres”. Pocos no leyeron entre líneas los nombres de Sheinbaum y Ebrard, además del de Ricardo Monreal.
La jefa de Gobierno ha pagado ese respaldo con la incondicionalidad. No es poco frecuente que, en su propia conferencia ante medios, ella repita, casi palabra por palabra, las posturas de López Obrador sobre distintos temas, incluso algunas que no son precisas en cuanto a los datos que las sustentan y que definitivamente no forman parte de su área de competencia.
Por ejemplo, los reclamos del presidente al Tribunal Electoral y al INE sobre la candidatura de Félix Salgado Macedonio en Guerrero. Los magistrados del primer órgano habían pedido a los consejeros del segundo revisar la sanción impuesta a Salgado por no entregar su informe de gastos de precampaña: la cancelación de su registro como aspirante a la gubernatura. De acuerdo con López Obrador, el Tribunal había ordenado al INE devolver el registro a Salgado y cambiar el castigo por otro más leve. Pese a que las cosas no habían sucedido así, Sheinbaum calcó lo dicho por el Presidente. Días después, los magistrados avalaron por amplia mayoría la decisión de los consejeros, ya revisada y reiterada, de dejar a Salgado sin candidatura.
El jueves pasado, en el Templo Mayor, Sheinbaum hizo suya la consigna de que Tenochtitlán se fundó “hace siete siglos”, como establece el calendario de conmemoraciones del gobierno federal, dato que riñe con la información de la enorme mayoría de los historiadores, para quienes esa efeméride aún no se cumple, pues lo más seguro es que la capital de los aztecas no existiera antes de 1325.
Ser incondicional del Presidente, ¿ayudará al futuro político de Claudia Sheinbaum? Falta mucho para llegar al tiempo de esas definiciones, pero si la voluntad de López Obrador será fundamental en el terreno sucesorio, lo ocurrido la semana pasada dio puntos a la jefa de Gobierno y se los restó al canciller.
