
Por Carolina Salomón
Ser mujer y vivir en la calle no es fácil, Aracely sufre violencia día a día, una vez un sujeto intentó abusar de ella mientras que otros hombres le han ofrecido dinero a cambio de favores sexuales, aunque se esté muriendo de hambre dijo que nunca caería en la prostitución prefiere luchar contra la precariedad.
Hace un año y medio se quedó sin hogar, después de que falleció su madre Sandra Martínez sus familiares comenzaron a pelearle la casa que era de su abuela, trataron de sacarla y quedarse con la propiedad localizada entre la Zona Centro y El Pueblo.
Sin embargo, como Aracely contaba con las escrituras a nombre de su mamá decidió malbaratar el domicilio a 250 mil pesos, acabó con ese conflicto familiar pero sus tíos, primos y sobrinos nunca más le volvieran hablar.
Fue hija única, nunca tuvo hijos, padre y al morir su madre quedó totalmente sola, vagando por las calles de la ciudad solo acompañada de sus dos mascotas a los que llama Roby y Campanita que la han acompañado por 10 años.
Ha habido buenas personas que le han ofrecido un cuarto, primero una mujer de Estados Unidos que vivía en Estancias se la llevó a su casa por cinco meses durante la temporada de frio posteriormente otra ama de casa le dio refugio por alrededor de tres meses en su vivienda localizada en la colonia Rogelio Montemayor.
A finales de mayo regresó a la Central de Autobuses de la Zona Centro, lugar que siempre ha sido su refugio cuando las personas que un día le ofrecieron un techo se aburren de ella o que decide abandonar para no seguir siendo una carga.
“La señora de los perros”, así la llaman en la calle Venustiano Carranza porque siempre se sienta al exterior de la central camionera sobre una caja de refrescos con sus mascotas a un lado que mantiene en una caja de cartón pero siempre atados a una cadena para evitar que ataquen a los transeúntes.
Al caer la noche se acerca un poco más a la puerta de la central porque es cuando hay más “locos sueltos” que tratan de agredirla físicamente y verbalmente si no acepta dinero a cambio de favores sexuales.
“Si me da un poco de miedo vivir en la calle pero aquí es un lugar muy transitado, los taxistas están las 24 horas aquí y seguido pasan las patrullas, cuando alguien intenta hacerme daño grito o les digo le voy a hablar a la policía y se van”, mencionó.
Aracely Martínez señaló que es un peligro vivir en la calle porque corre el riesgo de ser víctima de abuso sexual o recibir agresiones verbales, ya una vez vivió una situación de violencia cuando un hombre empezó a hacerle tocamientos y afortunadamente pudo quitárselo de encima y correr.
“Aquí están las cantinas y me he topado con hombres que me dicen te doy tanto (dinero) y vámonos a un hotel, les digo que yo no me dedico a eso y ya ven que no acepto y dicen groserías”, indicó.
El hambre no la ha hecho llegar a tener que vender su cuerpo a cambio de dinero para comprar alimento, hasta hoy ha vivido de la caridad de la gente que le lleva hasta croquetas para sus perros y con las monedad que logra reunir en un día se compra su comida o las personas le bridan lo que ella llama un “taquito”.
La mujer sin hogar padece de mala circulación que hace que sus piernas y pies se hinchen, aunque ya acudido a consulta al hospital Amparo Pape necesita llevar un tratamiento pero no cuenta con los recursos para la compra de medicamentos.