
Fueron muchas las historias que trascendieron mientras las familias esperaban en el exterior de la mina Micarán, en especial sobre como los perros de los mineros atrapados y que eran los fieles acompañantes de los trabajadores antes y después de salir de la mina se mostraban inquietos, sin saber porque sus dueños ya no salieron ese viernes de la mina.
Decenas de personas y los mismos mineros de este centro de trabajo, platicaban de como las mascotas en el exterior estaban esperaban a sus dueños, en especial el perrito de Gonzalo Cruz Marín, de nombre “Cucho”,
Comenta que incluso “Cucho” escarba en la mina como tratando de llegar donde estaba su dueño, pero fue sacado del interior por las autoridades que irónicamente lo corrieron para meter los perros entrenados.
Cuentan que Leopoldo Méndez, otro de los mineros fallecidos, siempre que arrancaba el malacate corría hacia ellos el perrito, olfateándolos a todos, ladrando y luego se tiraba a esperar a su dueño.
Señalan que “Cucho” cuando sacaron el cuerpo de Gonzalo, se quedó en la mina ya que como físicamente no vio que salía, el perrito creía que todavía estaba en el interior y pues ahí se quedó en el lugar como esperando.