
El pasado 31 de mayo, el famoso “El Molino de Trigo de Arteaga”, cumplió el 85 aniversario de su inauguración y pese a su nulo periodo de uso, ya que fue siniestrado por un desconocido que se coló en la recepción, la misma noche que abrió sus puertas, hoy el inmueble es catalogado como Monumento Histórico del Pueblo Mágico.
El Molino de trigo de Arteaga, fue inaugurado el 31 de mayo de 1936 por autoridades estatales, siendo el propietario don Jesús Cepeda Flores y que a la postre sería uno de los tres accionistas principales.
Los otros dos accionistas serían el señor Luis Alcalá Rodríguez y el Mayor José de la Luz Valdés Valdés, en menor proporción este último.
La construcción del molino no tardó más que un año.
Con gran producción en esos años y arrastrando una gran trayectoria de producción en todo el municipio de Arteaga y viendo que no era rentable trasladar las cosechas a la ciudad de Saltillo, determinaron la construcción del mismo.
El Molino de trigo de Arteaga fue instalado en terrenos del costado sur poniente de la Villa de Arteaga, cercano a la Acequia, a La Alberca y a la salida al Camino Real, hoy calle Heroico Colegio Militar, en predios deshabitados porque estaba la huerta de don Jesús Cepeda en donde sembraba duraznos y chabacanos.
La siembra y producción del trigo de buena calidad, mencionando que en Arteaga se sembraban únicamente dos clases de trigo, el Candial y el Pelón Colorado, este último el de mejor calidad, ya que con éste se producía más harina; era en esos años el elemento cultural de la identidad de los arteaguenses.
El escudo oficial del municipio tiene grabadas sus imágenes en los cuarteles describiéndolo con un As de trigo.
Por siglos la extraordinaria fertilidad de los campos agrícolas y la excelente calidad de sus cosechas de granos dieron fama a las haciendas, ranchos y poblaciones de lo que ahora es el municipio de Arteaga, incluso, Allende de la región sureste del estado de Coahuila.
Los terrenos de la región sureste de nuestro estado fueron considerados en la época colonial como el “Granero del norte de la nueva España”, debido a las cuantiosas cosechas y su inmejorable calidad en los granos.
El trigo y las harinas que se producían en las haciendas de la región eran muy apreciados en la Región y en los demás reinos de España, en específico el Nuevo Reino de León (Nuevo León) y el Nuevo Santander (Tamaulipas).
“El principal fruto o esquilmo de las haciendas de este partido consistía en trigos de muy buena calidad, que por ser así, la mayor parte iban a las panaderías y cernideros de la ciudad de Saltillo.”
En la Villa se erigió “El Molino de Arteaga” una enorme bodega de granos, para esos años en esta villa, administrada por únicamente tres socios, espacio exclusivo para almacenar la producción generada en el municipio de Arteaga.
Entre 1870 y 1902 fueron abiertos diversos molinos en la capital, Saltillo, destinados a la producción de harinas, La Colmena y El Fénix.
El Molino de Trigo de Arteaga, aparece en la historia de la Villa en un momento crucial para la modernidad del municipio y del estado, ya que contaba con la mejor maquinaria de vapor de la época para la molienda del grano.
Proyecto muy particular para la Villa, pues comenzó y terminó en la primera mitad del siglo XIX, la maquinaria de vapor que trajo para la molienda del grano.
La fama de Arteaga como zona productora de excelentes trigos estaba vigente y esa era su máxima distinción en el estado. Prestigio ganado principalmente por la producción de un magnífico trigo, digno de especial mención y que en las tres primeras décadas del siglo XX fue incrementado con el naciente proceso de industrialización que ocurría en la ciudad capital, Saltillo.
Don Jesús Cepeda, además de ser el dueño de la propiedad en donde se edificaría el Molino, también se dedicaba ya de tiempo atrás a rentar la Maquina Trilladora, la cual la trasladaban por medio de su tractor a diferentes puntos tanto de Arteaga como a Saltillo, en este último a El Álamo, propiedad del ilustre señor Gobernador en esos años, don Nazario S. Ortiz Garza.
Don Jesús Cepeda a su fallecimiento, heredó a su hija Julia Cepeda.
QUEMAN MOLINA, LA NOCHE DE SU INAUGURACIÓN
Filtrándose como invitado -unos desconocidos- y quedándose escondido dentro del Molino, después de la inauguración ya que todo el público asistente había abandonado el lugar, provocaron el incendio huyendo con rumbo desconocido y jamás se supo quién lo incendio.
Y qué bueno que pasó lo anterior ya que tanto en la Revolución Mexicana de 1910–1920 y el período de los repartos agrarios de 1920–1930 y posterior hasta el 40, dieron al traste con la producción de trigo y con ello, para los industriales del ramo, se limitó la compra a buen precio, reduciéndose también su capacidad para adquirir trigo foráneo, ya que incrementaba los gastos de operación.
Posteriormente se vendió a una Empresa, con la finalidad de restaurarlo y crear un Salón de Juntas para el Consejo de la misma, pero en esos tiempos fallece el dueño y el proyecto lo abandonan los que quedaron como accionistas.
Alrededor de 1999 los dueños del Molino y de la Empresa rematan las propiedades y los adquiere sus actuales propietarios.