Por Carolina Salomón
Al maestro Óscar Rangel los padres de familia le han ofrecido dinero porque imparte clases presenciales en las colonias, su respuesta es un rotundo no porque la actividad la realiza por amor a su profesión y para evitar los suicidios de jóvenes.
“No somos ricos, trabajamos porque necesitamos y con el sueldo mío y el de mi esposa es suficiente, estamos bien y si podemos regresarle algo a la comunidad de lo mucho que nos ha dado, pero no cobramos y si nos han ofrecido dinero pero les digo a los papás claramente un rotundo no”, expresó.
El profesor no busca likes, volverse viral o que su nombre se dé a conocer, su objetivo es que otros maestros conozcan este proyecto y también tengan la iniciativa de salir a la calle y ayuden a la sociedad de una u otra manera.
“Maestro le doy 300 pesos para que le de clases a mi hijo unas horas”, “el profesor anterior me cobraba 150 pesos”, son algunos de los comentarios que los papás le han hecho Óscar.
Ante ello el docente les ha respondido “no es necesario, yo doy clases igual para todos, no necesitan ni traerme un refresco o agua, absolutamente nada al contrario trato de ser muy disciplinado cuando estoy dando clase dentro y fuera del salón, no acostumbro a comer dejo que coman los alumnos porque aprenden más con el estómago lleno que con el estómago vacío y yo tengo un distinto metabolismo y trato de no perder tiempo en comer y ya cuando termino llego a mi casa y me lo premio”.
CON LAS CLASES SE EVITAN LOS SUICIDIOS
Los susidios de jóvenes que se registraron en Monclova y Frontera llevó al maestro a pensar en una acción que evitar que los adolescentes atentaran contra su propia vida.
Esa estrategia fueron las clases presenciales en colonias, que harían que los menores convivieran con sus compañeros y su maestro.
“Llegó un momento en el que ya no quise permitir eso para los que me rodea y dije tengo que cumplir esa misión y aquí estoy desarrollándola y a funcionado bien porque los jóvenes socializan”, dijo.
DE ODONTÓLOGO A DOCENTE
“Dicen que si quieres hacer reír a dios le platiques tus planes, yo me fui a Monterrey a estudiar odontología, estuve un año y medio pero por cuestiones económicas y materiales me fue muy complicado y regrese a Monclova”
Considera que Dios le puso en su camino a un buen amigo que también es maestro, quien lo invitó a Saltillo y le dio refugio en su departamento y hasta uniforme le presto para que pudiera empezar su carrera de docente.
“Fue algo fortuito del destino, yo soy católico y creme que se lo amerito mucho a dios y estoy en una profesión que amo y adoro, no me imaginaria yo siendo dentista y hoy entiendo muchos comportamientos que tenía de niño”, señaló.