Convertirse en padre de familia a muy corta edad era ya un reto, pero terminar siendo padre y madre a la vez era el escenario inimaginable que, sin embargo, hoy lo mantiene en pie día a día.
Rogelio acababa de cumplir 19 años cuando la vida lo sorprendió con la llegada de la pequeña Montserrath, quien nació de seis meses y a quien cuidó en todo momento hasta que egresará sana del hospital.
“Por muchos meses mi vida era solo ir a trabajar y salir directo a la clínica del IMSS donde estaba internada, y ayudar a que mi entonces esposa se recuperara porque ambas estaban delicadas. Realmente no dormía, tenía el tiempo justo para ir a darle de comer y estar al pendiente”, recordó.
Casi de inmediato, este padre de familia originario de Monclova y radicado en Ramos Arizpe tuvo a otros dos hijos: Fernanda y Rogelio. En un giro inesperado de la vida, el joven obtuvo la patria potestad de sus tres hijos.
Combina su trabajo en una tienda comercial con la crianza de sus hijos; dejarles la comida a diario, estar al pendiente de sus tareas, y hacer hasta lo imposible por estar presente para ver cada faceta de su crecimiento.
“Me hice papá muy joven y fue una alegría inmensa, pero también el miedo porque no sabía cómo le iba a hacer. Hoy mi motivo de vivir es formar a los seres que más quiero, que sean fuertes, libres, independientes, pero sobre todo felices”.
Para este jefe de familia su mayor deseo es heredar a sus hijos las herramientas para que puedan salir adelante ante la vida.
“A diario le pido a Dios que me dé la salud para durarles muchos años, mi mayor satisfacción es ver sus sonrisas, que están contentos, tranquilos, y la forma en que vamos madurando juntos como la familia que somos”.