Por Fabiola Guarneros Saavedra
Zopiloteo
No hay peor ciego que el que no quiere ver… Así están los partidos políticos en nuestro país. Están en crisis, han perdido credibilidad, carecen de liderazgos, sus militantes son rehenes de grupos de poder y sus líderes celebran triunfos pírricos.
Mientras zopilotean la elección presidencial de 2024 y se sirven (cual carroña) de las derrotas, fallas, omisiones o corruptelas de sus adversarios, ignoran el reclamo hecho por los ciudadanos en las urnas.
El 6 de junio, los electores dividieron sus votos de castigo y premio entre las dos coaliciones para no darle el poder absoluto a ninguno, para obligar a los líderes políticos a negociar, a dialogar, a buscar la conciliación y los acuerdos.
La ciudadanía mandó un mensaje claro que los partidos de oposición y el gobierno federal deciden ignorar en su pleito por el poder. Es más cómodo montar distracciones como Tenochtiland, pernos, cambios de luces en semáforos epidemiológicos; acosar a la clase media, descalificar a los ciudadanos que provienen de la cultura del esfuerzo y aspiran a mejorar su nivel de vida o culpar a los medios de comunicación de las tragedias de este país, que propiciar la reconciliación y los acuerdos que permitan que México avance.
Desde el poder se celebran los triunfos, pero se ignoran los porqués de sus derrotas. Se amaga, se persigue, se polariza y se anuncian reformas constitucionales. Y del otro lado, los opositores, con sus pocas ganancias, se instalan en dique para frenar todo lo que huela a 4T. Y así, el ciego se tropieza con la piedra y se obstaculiza el desarrollo social y económico de este país.
Triunfadores y vencidos le apuestan a seguir así como estamos: divididos, polarizados, pobres, desempleados, a merced del crimen organizado, de la violencia, de la inseguridad. Lucran con la pobreza, con la salud, con las vacunas y los programas sociales.
Mientras tanto, los partidos zopilotean la elección del 2024 y se entretienen con sus disputas internas. Morena se reagrupa en torno a sus presidenciables y grilla en Palacio Nacional a los personajes incómodos. Su líder, López Obrador, manda guiños, respalda o descarta figuras para entretener a la militancia. Ni Ebrard ni Monreal, Sheinbaum, la favorita.
En el PAN y el PRI se empiezan a cobrar las facturas por las derrotas y los que estaban muertos ahora alzan la voz y piden renuncias (Gustavo Madero, Javier Corral, César Camacho, Ulises Ruiz), se avecina la batalla por las dirigencias partidistas. Se concentran en los grupos que siempre tienen el poder, pero se olvidan de la militancia y de los ciudadanos que en las urnas los castigaron.
Si no escuchan las demandas ciudadanas, si no toman sus banderas, si no construyen los consensos, la derrota en 2024 está anticipada, sobre todo para el PRI que de primera fuerza política pasó a tercera y seguirán perdiendo voto duro, como pasó el 6 de junio con los fracasos en Campeche, Colima, Guerrero San Luis Potosí, Sonora, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas.
P.D. Que se vea Morena en el espejo del PRI porque actúan igualito.
DM
Que el regreso de verde a amarillo del semáforo epidemiológico sea un acto de responsabilidad con el ciudadano y no la evidencia de que el verde y ritmo de vacunación se usaron como estrategia electoral.