
Por Carolina Salomón
Pensionados, son presa fácil de las instituciones bancarias que les aplican las llamadas “trampas” conocidas como ofertas de crédito que se vuelven imparables y hace a los adultos mayores acreedores a deudas de más de 270 mil pesos.
“Al 90 por ciento de los viejitos les gusta ir a cobrar a ventanilla de los bancos porque a veces no ven bien o no saben manejar el cajero y ahí caen en las mentadas trampas que son ofertas de crédito que se vuelven impagables”, dijo Griselda Arreguín, especialista en Protección al Patrimonio Familiar ante Instituciones Bancarias y Casas de Préstamo.
Confirmó que no ha atendido un caso de esos, sin embargo, si tiene conocimiento que esta problemática la tienen más los pensionados.
“Les pueden llegar a prestar hasta tres meses de su pensión, máximo hasta 90 mil pesos con una tasa anual de intereses como del 60 por ciento y si es a 5 años en lugar de pagar 90 mil pesos van a pagar 270 mil pesos y en vez de liquidar 9 mil pesos que solicitaron les cobran hasta 50 mil pesos”, explicó.
Indicó que para no caer en esas trampas que aparecen en los cajeros automáticos, los adultos prefiere asolearse o desmañanarse para cobrar el importe exacto de su pensión por ventanilla de los bancos.
“Para evitar que este grupo vulnerable sea sorprendido con beneficios u ofertas de bancos a través de los cajeros es recomendable que vayan con una persona de confianza a cobrar para que les dé instrucciones de cómo utilizar el cajero porque este sector es un cancho fácil para los mismos bancos”, mencionó
Detalló que a veces las personas ni cuenta se dan que les cayó el dinero y hacen compras y compras con tarjetas aquí y allá hasta que les llega la pensión y les quitan el 50 por ciento y van y reclaman y les dicen es que aceptaron un crédito de 10 mil pesos o más.
TRAMPAS TELEFÓNICAS
Bancos también se han especializado en tender trampas vía telefónica a los usuarios, para que acepten seguros, créditos o tarjetas, diciéndoles que tienen alguno de estos servicios por su buen comportamiento o historial, y sólo hace falta cotejar algunos datos. Al confirmar dichos datos el banco lo toma como una aceptación de sus productos, aunque nunca se formule abiertamente dicha postura.