
CIUDAD DE MÉXICO.-El Covid no se fue, pero ellos sí regresaron a bailar, cantar, tomarse de las manos y gritar a favor de la diversidad sexual.
El arcoíris volvió a Paseo de la Reforma, donde miembros de la comunidad LGBT+ exigieron un alto a la homofobia, abasto de medicinas para quienes contrajeron VIH y SIDA, y no más violencia.
Sus voces resonaron sobre la Avenida y en la distancia, en redes sociales y en la calle. Tomaron los espacios reales y virtuales. Cualquier rincón sirvió para que miembros y aliados de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti se besaran y abrazaran sin miedo.
También externaron expresiones en dos sentidos: el orgullo de pertenecer y la exigencia de poder ser con libertad.
“Decidimos salir para manifestarnos en contra de los crímenes de odio, la discriminación sexual, las mujeres trans, y los hombres gay sufren de esta discriminación.
“Históricamente la comunidad sexodiversa ha sido oprimida por no responder al mandato patriarcal de con quién nos tenemos que relacionar”, explicó Isabel, sosteniendo una lona con que exigía inclusión.
En los últimos años, sobre todo en la CDMX, se ha avanzado en el tema del reconocimiento de derechos y demandas de la diversidad sexual, pero hay que seguir levantando la voz, insistió, pues la lucha por la equidad aún no se ha ganado.
“En ese sentido salir, organizarnos, hablar de ello, para pensar en cómo podemos hacer frente a los problemas”, dijo Isabel, entre el resonar de los tambores y los gritos.
“¡No que no, sí que sí, ya volvimos a salir!”, fue una de las consignas que acompañaron a las coloridas banderas de la comunidad.
Más adelante, las mujeres trans también ocuparon su espacio y hablaron de lo que más les preocupa: los transfeminicidios.
“Volvemos a salir porque los derechos no dejan de violentase en este País, desgraciadamente la pandemia no mandó (a las violencias) a descansar
“La discriminación no se confinó. Por eso venimos a marchar, para seguir abriendo espacios inclusivos fuera de la violencia para las mujeres trans”, dijo Kenia Cuevas, activista transexual, mientras sus compañeras recordaban, con porras, a las víctimas de transfeminicidio, como Paola Buenrostro, el primer asesinato clasificado como crimen de odio.
Entonando el Himno Nacional y los clásicos de la comunidad, la edición 43, a la que acudieron 30 mil personas,140 mil menos que en 2019, cerró su fiesta en el Zócalo, no sin antes recordar: “¡Nos vemos en 2022”.