Por Pablo Hiriart
A diferencia de México, Estados Unidos defiende a su prensa
La prensa tendría que cerrar filas contra la agresión, lo mismo que el Poder Judicial y la sociedad, porque hacerlo es un imperativo para defender la democracia y las libertades
MIAMI, Florida.- La insistencia en agredir verbalmente, desde el poder, a periodistas críticos en México es la antesala de la violencia física y del crimen por no darle el gusto al Presidente.
Es un deber de las autoridades frenar esa locura antes de que se traduzca en un acto homicida, no necesariamente de los seguidores del gobierno, sino de los beneficiados con la política de “abrazos, no balazos”, que en junio demostraron que amor con amor se paga.
La prensa tendría que cerrar filas contra la agresión, lo mismo que el Poder Judicial y la sociedad, porque hacerlo es un imperativo para defender la democracia y el conjunto de libertades existentes.
Así se ha entendido en Estados Unidos, y el FBI y el fiscal general han comenzado a detener a los agresores de periodistas el pasado 6 de enero, cuando una turba de fanáticos, incitada por el presidente de la República, asaltó el Capitolio.
El gobierno del presidente Biden actúa bajo la inspiración de las palabras de Thomas Jefferson, escritas desde París el 28 de enero de 1786, en que se queja amargamente de los periódicos, pero concluye: “Nuestra libertad depende de la libertad de prensa, y ella no puede limitarse sin perderse (la carta completa vale la pena: https://founders.archives.gov/documents/Jeffer-son/01-09-02-0209)”.
Van cinco arrestados en una semana. El más reciente, Joshua Dillon Haynes, había mandado un mensaje de texto: “Atacamos a los reporteros de CNN y difusores de noticias falsas”.
Luego de la experiencia vivida durante el trumpismo, la protección de periodistas es un tema importante en Estados Unidos, pues guste o no guste, se considera que son “defensores de primera línea de nuestra democracia”.
En un formidable artículo publicado la semana pasada en The Washington Post, Laurence H. Tribe, profesor emérito de derecho constitucional de la Universidad de Harvard; Stuart Gerson, fiscal general adjunto en el gobierno de George Bush padre, y el exfiscal federal Dennis Aftergut, explican por qué es básico defender a la prensa:
“Si bien todos los que atacaron el Capitolio hace seis meses deben rendir cuentas, es primordial dar prioridad al enjuiciamiento de las personas que agreden a la prensa y a la policía. Sin el trabajo de ambos, nuestra seguridad y democracia corren un riesgo existencial”.
Recuerdan que Hugo Black, juez de la Suprema Corte, hace 50 años, redondeó el pensamiento de Jefferson: “En la Primera Enmienda los Padres Fundadores le dieron a la prensa libre la protección que debe tener para cumplir su papel esencial en nuestra democracia”.
Y apuntan: “Los autócratas adoptan el enfoque opuesto. Por eso los ataques a la verdad y a los periodistas están siempre entre sus primeras obras… Los dictadores comunistas Joseph Stalin y Mao Zedong calificaron a la prensa y otros críticos de ‘enemigos del pueblo’, y trataron los informes de medios críticos como ‘noticias falsas’”. ¿Les suena conocido?
Cito en extenso el artículo del profesor Tribe, el exfiscal general y el exfiscal federal, por la profundidad de las razones por las que el gobierno y sus instituciones deben proteger a la prensa. Y lo peligroso que es atacarla, como sucede explícita y abiertamente en México:
“La historia muestra que los ataques verbales contra periodistas pueden escalar, como todos hemos visto en este país y en el exterior”.
Peor aún si el ataque inicial nace de la cima del poder político:
“El presidente Donald Trump se burló con frecuencia de la información fáctica como ‘noticias falsas’, lo que ayudó a difundir desinformación. Sus agresiones verbales contra los medios de comunicación y años de discurso agresivo, incluidas amenazas a periodistas, claramente alimentaron los ataques físicos de los agitadores del 6 de enero contra periodistas”.
Señalan, por último, que “enjuiciar a los que usaron la violencia contra periodistas el 6 de enero, ayudará a sofocar cualquier idea de que es temporada abierta de cazar periodistas. Los extremistas que de otro modo podrían considerar la posibilidad de agresiones físicas contra periodistas, verán que deben pensarlo dos veces. El director del FBI, Christopher A. Wray, y el fiscal general están buscando para los periodistas la protección que ellos y nuestra nación requieren y merecen”.