Al paso de la historia, México ha sufrido múltiples heridas en donde la sangre de sus pobladores ha sido derramada, pero solo una de estas guerras ha provocado un dolor que hasta nuestros días, no ha podido ser aliviado.
Sin duda, la pérdida del territorio nacional en el norte, sigue siendo uno de los sucesos que continua en causando daño a los mexicanos, a pesar de no haber vivido en aquella época y en sus mentes, al menos una vez ha pasado la idea de tratar de recuperar lo que le fue arrebatada a la nación por medio de la traición, la violencia y la ambición de gobernantes de ambas naciones.
En varias ocasiones, los gobernantes del país han tenido en sus manos la oportunidad de recuperar los vastos territorios perdidos y de una u otra manera, tener la revancha que podría sanar la herida que continua abierta hasta nuestros días.
Uno de los casos más conocidos, es la propuesta realizada por parte del gobierno Alemán al gobierno de Venustiano Carranza por medio del Telegrama Zimmermann, en donde le proponían recuperar todos los territorios perdidos con el tratado Guadalupe – Hidalgo en 1848.
Lo único que tenía que realizar el gobierno Mexicano, es ponerse en contra de los Estados Unidos para que los alemanes pudieran utilizar nuestro país para poder combatir a los norteamericanos en caso de que ingresara a la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, dicho acuerdo nunca logró concretarse después de que el telegrama fuera interceptado por el gobierno británico.
Pero el origen de la propuesta realizada por Alemania, tiene un antecedente poco conocido, pues los mexicanos ya habían planeado recuperar los territorios arrebatados, pero un error provocó que el “plan” no se llevara a cabo y generó una matanza en contra de los habitantes México Americanos en los estados fronterizos.
Fue el Seis de Enero de 1917, diez días antes de que Arthur Zimmermann, ministro de Asuntos Exteriores del Imperio Alemán enviara el telegrama al gobierno carrancista, cuando un grupo de militares mexicanos que apoyaban al primer jefe del ejército carrancista, iniciaron la conspiración para iniciar una guerra en contra de los Estados Unidos.
En San Diego, Texas, se redactó el plan bajo el mismo nombre, en donde se llamó a los mexicanos nativos, mexicoamericanos, afroamericanos y los antiguos aliados de Irlanda, que tomaran las armas para iniciar una rebelión en contra de la población norteamericana en los estados que le habían sido arrebatados a México en la invasión estadounidense.
Las indicaciones eran claras, todo de los varones mayores de 16 años, tenían que ser fusilados y se era estrictamente prohibido tener prisioneros, llamando a las tropas como “Ejército Libertador de las Razas y Pueblos” quienes tras obtener el control del territorio, expulsarían a todos los norteamericanos, a excepción de los Afroamericanos e Irlandeses a quienes se les entregaría territorio especial para que lo habitaran, así como también se pretendía restablecer las tierras que habían arrebatado a los indios Apaches, para después declarar su independencia y finalmente, se anexarían nuevamente a México.
El plan se llevaría a cabo el 20 de Febrero de 1917 y el documento ya había sido distribuido entre los líderes rebeldes, pero gracias a Basilio Ramos, el plan de San Diego no se llevó a cabo.
Fue en la ciudad de McAllen Texas en donde Basilio Ramos fue detenido y se le encontró entre sus partencias, una copia del plan, el cual fue entregado al gobierno norteamericano, quienes fortalecieron la frontera con tropas fuertemente armadas.
El gobierno estadounidense trató de mantener el plan en secreto, pues la primera guerra mundial mantenía inquieta a los “gringos”, pero el documento fue filtrado y publicado por en los principales periódicos el Texas, lo que provocó el odio racial por parte de los norteamericanos hacia los Mexicanos que habitaban en dicho país, a pesar de que estos desconocían sobre dicho plan.
Los asesinatos contra familias mexicanas no se hizo esperar y muchos de los habitantes fueron expulsados, algo muy similar a lo que ocurre en nuestros días.
La violencia fue en aumento y la muerte de muchos inocentes por parte de los Rancheros de Texas o “Rinches” sin motivo alguno, hasta que la paz llegó con el arribo de las tropas estadounidenses, quienes sintieron el temor de que el gobierno carrancista aceptara la propuesta que los alemanes ya habían realizado al entonces presidente Venustiano Carranza.
A partir de ese momento, la desconfianza entre ambos países se perdió por completo y el gobierno estadounidense sabía que Venustiano Carranza y lo que este personaje representaba entre la mayoría de los mexicanos, era un peligro para el país del norte, por lo que intervinieron en favor de Álvaro Obregón para iniciar el plan de Agua Prieta el cual culminó con el asesinato de Carranza.
Sin embargo, la ayuda norteamericana no era gratuita, pues los mexicanos tuvieron que pagar el reconocimiento de Obregón como presidente de México, con la firma del Tratado de Bucarelli.
Los años han pasado y políticos de la actualidad continúan con la idea de buscar recuperar el territorio robado a México; ejemplo claro es la demanda interpuesta por Cuauhtémoc Cárdenas quien busca anular el tratado de Guadalupe – Hidalgo, firmado por Antonio López de Santa Anna, quien es el causante de la herida que los mexicanos aún sufren en nuestros días.