Sólo la ficción ha podido asesinar a Danny Trejo, protagonista de una de las biografías más turbulentas de Hollywood.
«Espero que con este libro puedan entenderme, ver por todo lo que pasé».Danny Trejo,actor
El año pasado, un sitio de apuestas británico determinó en un estudio que el mexicoestadounidense es el actor que más veces ha fallecido en pantalla en la historia del cine. Según sus cuentas, un total de 65.
Ha sido tiroteado, explotado, acuchillado, ahorcado, asesinado a garrotazos, decapitado. ¿Sus victimarios? Desde criminales de poca monta, pasando por zombies, cyborgs, criaturas mutantes, anacondas, tejones y prostitutas, hasta llegar al mismísimo Robert De Niro.
«Ese récord significa que he trabajado mucho. Y que he interpretado a muchísimos tipos malos, porque los tipos malos siempre mueren.
«Pero, bueno, cuando hice las películas de Machete (2010 y 2013), el primer superhéroe latino, me desquité y yo maté a muchos», dice Trejo, en medio de una carcajada.
Su inesperada y longeva carrera en la Meca del Cine, donde tiene cerca de 400 créditos, es abordada en sus memorias, Trejo: Mi Vida de Crimen, Redención y Hollywood, que acaba de lanzar ediciones Camelot.
Afirma que le resulta curioso haber fallecido tantas ocasiones en pantalla, y que nada lo haya matado todavía. Porque Trejo, hoy de 77 años, pudo haber muerto de adolescente, cuando comenzó a ser arrestado por la policía.
Pudo haber dejado de respirar más tarde, cuando su adicción a las drogas le llevó a inyectarse cuatro gramos de heroína al día. O cuando él mismo vendía pastillas.
O, tal vez, en uno de sus varios encierros en San Quintín y Soledad, dos de las más peligrosas prisiones de EU. O, ¿por qué no?, en algunas menores, donde incluso se cruzó con Charles Manson. E incluso por sus muchos problemas de salud.
«Vencí al cáncer, vencí una cirugía cerebral, vencí la hepatitis C, vencí una peligrosa operación del hombro», dice la estrella de Sons of Anarchy.
«Tengo que agradecer a Dios. Diosito, sé por qué me mantienes con vida, sé que quieres que haga más por mis colegas», agrega.
Trejo se refiere a un compromiso que hizo con Dios mientras estaba tras las rejas y en uno de los peores abismos de su existencia. Si el creador le permitía morir con dignidad, él juraba dedicarse a ayudar al prójimo.
Lo logró. Lleno de energía a su edad, no cesa en su cruzada para alejar a los jóvenes de las drogas o el alcohol.
¿Cuál ha sido el secreto para mantenerse limpio en Hollywood, una tierra plagada de tentaciones?, se le pregunta al ícono, quien ahora además es empresario restaurantero y discográfico de música chicana.
«Claro que he visto drogas, pero yo ya no las veo como drogas, las veo como pases a la prisión, como celdas con 15 vatos. Veo mi casa rodeada de policías. No lo quiero», declara.
Trejo también sabe que si ha llegado a trabajar para directores como Andrey Konchalovsky, Robert Rodriguez y Michael Mann ha sido, en primera instancia, por su autenticidad con la violencia.
Evoca, para ejemplificar, la película Muerte en Tombstone, que hizo en 2013 al lado de Mickey Rourke. El realizador, Roel Reiné, le cuestionó intrigado cómo hacía para pasar de ser un maníaco en cámara a un ser amoroso con sus hijos detrás de ella.
«Le dije: ‘Yo soy distinto a tus otros actores. Ellos fingen. Yo he sido ese maníaco, he sido violento, esa violencia ha estado dentro de mí. Y no la quiero más en la vida real'».
Sobre poner sus recuerdos en el papel, con la ayuda de su amigo, el escritor Donal Logue, ha sido, dice, doloroso y liberador por igual. Su meta es que sirva como inspiración para los perdidos, para los sin rumbo.
«Hacer el libro fue como una purga», define.