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Por Enrique Aranda
Hace poco más de un año, el 4 de junio de 2020 para ser exactos, el payasito de la 4T, como gustan referirse a él integrantes del “círculo íntimo” de Andrés Manuel López Obrador, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, cuantificó en 60,000 el número de decesos que a su decir evidenciarían que habríamos alcanzado lo que él mismo definió como el peor momento posible de la pandemia, un escenario catastrófico.
El pasado viernes 30, el país alcanzó el fatídico nivel, ¡sólo que multiplicado por cuatro!, cuadruplicado, pues: 240,456 muertes a causa de covid-19, lo que evidencia el fracaso de la estrategia definida por el impresentable funcionario —“ejemplo de ineficiencia y soberbia”, diría de él uno de sus colaboradores cercanos— para combatir un problema que en sólo 15 meses colocó a México “contra la pared”, literal, y exhibió a su gobierno, que cotidianamente gusta presentarse como ejemplo mundial a imitar en el manejo de la enfermedad.
Ahí la evidencia. Sin embargo, la situación continúa sin tener consecuencias porque, ¡adivinó usted!, al más alto nivel de la administración se cuenta con ¡otros datos!, mismos que cuando se rebasó el umbral inicialmente definido “permitieron” a López-Gatell culpar de lo sucedido a los malos hábitos alimentarios de la población y a la industria de ese sector; a la carencia de médicos dispuestos a enfrentar la emergencia, a la industria farmacéutica nacional, a los altos niveles de enfermos de diabetes, hipertensión y más y, presumiblemente, a la falta de fármacos para atenderles y, claro, a los medios de comunicación social. De la eventual responsabilidad del fallido gobierno o de las autoridades sanitarias a las que, en cierta forma, él encabeza, nada…
Ahora mismo, camino a la cima de la tercera ola de la pandemia, la insensibilidad e indolencia siguen caracterizando el actuar de la autoridad que, lo hemos señalado de manera reiterada, parece más interesada en reanimar la diezmada economía vía la reactivación de sectores particularmente sensibles, como el del entretenimiento —bares y discotecas—, el educativo a todos los niveles o, incluso, el burocrático federal y/o estatales.
Confiemos en que las políticas definidas por los responsables del sector salud o la implementación de las mismas coadyuven a mitigar el efecto letal de la pandemia. Al fin, no parece que tengamos otra opción, ¿o sí?…
asteriscos
* ¡Vaya singular tapabocas! el que la Sala Regional Xalapa del tribunal electoral impuso a Mario Delgado y Citlalli Hernández, alfiles a cargo del partido del gobierno, así como a la edil quintanarroense de Solidaridad, Laura Beristain, a quienes ordenó abstenerse de hacer comentarios en contra del gobernador Carlos Joaquín. Eso sí que dolió. Ufff…
* Un mes después de la ilegal ocupación de las instalaciones de la Universidad de Las Américas-Puebla y la imposición del “espurio” Armando Ríos Piter como rector, la Fundación Mary Street Jenkins reiteró su exigencia al cuestionado gobernador Miguel Barbosa a respetar la ley y ofreció abrir un espacio de diálogo para resolver el asunto que afecta a miles…