Por Leo Zuckermann
El control de precios no es la solución
A la gente le encanta que el gobierno controle los precios. Resulta muy popular no pagar lo que realmente cuestan las cosas. Pero, como lo demuestra la historia, esta política pública es insostenible. Si el precio no lo determina la oferta y la demanda, sino una decisión burocrática, los productores se retiran de ese mercado. Ya no les conviene operar porque pierden dinero y a nadie le gusta perder dinero. Ergo, comienza la escasez del producto. Como por arte de magia, aparece el bien escaso en mercados negros a un precio incluso mayor al del mercado. Los ganadores son los especuladores, quienes cuentan con el apoyo de las autoridades; a cambio de un moche, los dejan vender el producto de manera ilegal.
Ayer hablaba de cómo México está en un proceso inflacionario que hay que atajar. Uno de los bienes que ha subido de precio en las últimas semanas es el gas licuado del petróleo, mejor conocido como LP. Es lógico ya que este producto depende de los precios de los hidrocarburos determinados a nivel internacional y que han subido de manera importante en los últimos meses. En este momento, el precio del Propane Spot Mont Belvieu, la referencia internacional para la venta del gas LP, está en su nivel más alto desde 2014.
En México, el precio del gas LP se liberalizó en 2017. Por tanto, si sube el costo internacional de los insumos, pues aumenta el precio nacional. A nadie le gusta, pero es la realidad del mercado. Hay más demanda que oferta.
El gobierno, sin embargo, ha fijado los precios de venta máximos para los usuarios finales de gas LP. Suena bien, pero no funcionará.
De hecho, el gremio gasero en la Ciudad de México y en Estado de México ya anunció que no venderán el producto. No les conviene seguir operando con los precios fijados por la Comisión Reguladora de Energía. Como dice el libro de texto, habrá escasez y pronto aparecerán mercados negros de gas LP a precios exorbitantes.
El presidente López Obrador también ha anunciado la creación de una nueva empresa del Estado para distribuir gas LP a la población. Aquí el problema es que tardará varios meses para estar en condiciones de operar y, cuando lo haga, si los precios son bajos, el Estado tendrá que subsidiarlos. El faltante lo deberá poner Pemex (empresa financieramente quebrada) o el erario. A ver qué dice el nuevo secretario de Hacienda sobre esta idea.
En suma, las soluciones que está implementando el gobierno no resolverán el problema. Pero el problema ahí está. La pregunta es cómo solucionarlo.
Primero que nada, acabando con las prácticas monopólicas u oligopólicas que existen en esta industria. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofese) tiene abiertas investigaciones sobre esta tema. Empero, las pesquisas no han terminado. Así que la solución no pasa por ahí en el corto plazo.
La propia Cofese ha recomendado al gobierno las siguiente acciones para aminorar la concentración, generar una mayor oferta y, por consiguiente, impulsar mejores precios. Cito las cuatro propuestas:
1.- Fomentar la venta de cilindros de gas LP en tiendas de autoservicio mediante la facilitación para la obtención de permisos para que tiendas minoristas, como supermercados o gasolineras, vendan cilindros de gas LP a los consumidores finales en sus instalaciones.
2.- Vender gas LP a población vulnerable en los almacenes de Diconsa […] mediante licitaciones públicas para elegir al suministrador de gas LP de sus almacenes, con el fin de asegurar las mejores condiciones de precio y servicio en esas tiendas.
3.- Eliminar obstáculos normativos en el ámbito local para la instalación de plantas de distribución, donde se entrega el gas LP a los clientes en recipientes transportables o portátiles y para la venta en tiendas de autoservicio, tales como requisitos excesivos o poca claridad en los criterios para el otorgamiento de estos permisos.
4.- Desarrollar un programa de incentivos presupuestales con el fin de facilitar la sustituibilidad de gas LP por gas natural para que las entidades federativas apliquen planes a fin de fomentar la inversión en infraestructura (ductos), que hoy es cuello de botella para que las empresas de gas natural puedan ofrecer este servicio residencial.
Son soluciones más complejas, pero más eficaces que el control de precios. A ver si el gobierno lo entiende porque esto de hablar de mercados suena muy neoliberal. Por desgracia, lo de ellos es el estatismo de los años setentas que acabó en un enorme fracaso para las finanzas públicas, generando escasez y mercados negros de varias mercancías.