
PUERTO PRÍNCIPE, Haití.-Un terremoto de magnitud 7.2 sacudió violentamente a Haití la mañana de ayer, un golpe devastador para el país más pobre de América Latina y el Caribe, el cual se tambalea por un asesinato presidencial el mes pasado y aún no se recupera del potente sismo de 2010.
Al menos 304 personas fallecieron y más de mil 800 resultaron heridas, según informó anoche la Agencia de Protección Civil. Se temía que las cifras aumenten en la medida en que se pueda avanzar con las labores de búsqueda y rescate.
El Primer Ministro, Ariel Henry, indicó que estaba destinando todos los recursos gubernamentales disponibles para ayudar a las víctimas en las zonas donde los poblados fueron destruidos y los hospitales se encuentran rebasados por la llegada de lesionados.
El epicentro del sismo fue ubicado a unos 125 kilómetros al oeste de la capital, Puerto Príncipe, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos. Se reportaron daños generalizados en la nación, pero la devastación se acentuó en mayor medida en las ciudades de Los Cayos y Jeremie.
“Muchas casas cayeron. Mucha gente está atrapada bajo los escombros”, sostuvo Widchell Augustin, un residente de 35 años de la primera urbe.
“Las calles están llenas de gritos (…) La gente busca a sus seres queridos o recursos, ayuda médica, agua”, señaló por su parte el archidiácono Abiade Lozama, director de una iglesia episcopal de la misma ciudad.
El sismo fue más poderoso que el terremoto de 7.0 que afectó a Haití hace 11 años, y que mató a casi un cuarto de millón de personas.
Henry declaró un estado de emergencia de un mes en todo el país. En conferencia de prensa, dijo que no solicitará ayuda internacional hasta conocer la extensión de los daños.
“Lo más importante es recuperar la mayor cantidad posible de sobrevivientes bajo los escombros”, apuntó.
El Premier subrayó que la Cruz Roja Internacional y hospitales en las zonas no devastadas estaban ayudando para atender a los heridos, y exhortó a los haitianos a unirse para proveer “alimentos, ayuda, refugio temporal y apoyo psicológico” a los afectados.
Estados Unidos, las Naciones Unidas y las agencias de ayuda privadas que operan en Haití prometieron ayuda urgente, a lo que se sumaron un creciente número de países, incluidos México, Argentina y Chile.
El desastre llegó en momentos en que la nación se encuentra sumida en una crisis sociopolítica por el asesinato, el 7 de julio, del Presidente Jovenel Moïse. Mientras que la pandemia está arrasando al país.