El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió este lunes su decisión de retirar a las tropas de su país de Afganistán y acusó a las fuerzas de esa nación de rendirse ante el Talibán.
Biden habló por primera vez desde que el domingo el Talibán se hizo con el control de Kabul y el Presidente del país, Ashraf Ghani, huyó de Afganistán y cedió el poder. El demócrata se encontraba de vacaciones en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes, y enfrentaba presión para hablar luego de haber decidido el retiro de tropas.
«Los líderes de Afganistán se rindieron y huyeron del país. El Ejército afgano colapsó, algunas veces sin tratar de pelear», dijo Biden desde la Casa Blanca, adonde regresó este lunes.
«Las tropas estadounidenses no deberían luchar y morir en una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a pelear por sí mismas».
Biden dijo que el Ejército seguiría evacuando a su personal y proporcionaría un espacio seguro para eso. Dijo también aumentaría el espacio para el sistema de refugiados de Afganistán y que levantaría la voz ante los posibles abusos del talibán contra las mujeres y niñas.
El Mandatario afirmó además que no repetiría los errores del pasado y aseguró que la misión del país en Afganistán estaba cumplida, en referencia a responder a los ataques terroristas en suelo estadounidense del 11 de septiembre de 2001. Afirmó que el objetivo nunca fue construir una nación, sino una misión contra el terrorismo.
«Gastamos casi un billón de dólares. Les dimos cada herramienta que necesitaban. Pagamos sus salarios. Les proporcionamos el mantenimiento de su Fuerza Aérea, algo que el Talibán no tiene», añadió el Mandatario en relación al apoyo estadounidense al Ejército afgano durante 20 años.
«Les dimos todas las oportunidades de determinar su propio futuro. No podíamos proporcionarlo sin la voluntad para pelear por ese futuro. Si Afganistán es incapaz de montar cualquier resistencia ante el Talibán ahora, no hay posibilidad de que un año, cinco años más de tropas estadounidenses en el terreno hubieran hecho la diferencia».
Después de que los talibanes tomaron el poder en Afganistán por primera vez en 1996 tras una brutal guerra civil, el régimen fundamentalista islámico proporcionó un refugio seguro para que Al Qaeda operara sus campos de entrenamiento.
Washington derrocó a los talibanes en 2001 en represalia por los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos. Desde entonces, EU mantuvo tropas en Afganistán y gastó decenas de miles de millones de dólares en entrenar equipar a las fuerzas de seguridad.
Biden estaba decidido a retirar las tropas de su país para fines de este mes, e insistió en que no le iba a «pasar esta guerra» -la más larga en que se ha involucrado Estados Unidos- a otro Presidente.
Muchos afganos, sobre todo en las ciudades, temen que los talibanes impongan la misma versión ultrarrigorista de la ley islámica que cuando gobernaban su país, entre 1996 y 2001.