El juicio de R. Kelly en Nueva York finalmente inició este miércoles con una fuerte aseveración: el cantante utilizó su fama para captar a menores con fines sexuales, aseguraron fiscales ante un tribunal.
«(R. Kelly es) Un hombre que durante décadas utilizó su fama, su popularidad y una red de personas a su disposición para captar, preparar y explotar a niñas, niños y mujeres jóvenes para su propia gratificación sexual», aseguró la fiscal federal adjunta María Cruz Meléndez.
El ganador de tres premios Grammy, quien llevaba un traje gris, corbata violeta y gafas, se sentó en silencio, con la cabeza agachada en algunos momentos, está acusado de asociación delictiva, explotación sexual de menores, secuestro, soborno y trabajos forzados.
El cantante, de 54 años, niega los cargos, que abarcan desde 1994 hasta 2018, pero se enfrentaría entre 10 años y cadena perpetua si es condenado por todos ellos.
El juicio, que se espera que dure un mes, comenzó finalmente en un tribunal federal estadounidense de Brooklyn tras un retraso de más de un año causado por la pandemia.
La primera testigo de la acusación, identificada como Jerhonda, dijo que Kelly habría filmado sus encuentros sexuales cuando tenía 16 años, por debajo de la edad de consentimiento.
Según la declaración de la mujer, quien actualmente tiene 28 años, el intérprete de «I Believe I Can Fly» le dijo que le enseñaría a «complacerlo sexualmente».
Su testimonio siguió a la declaración de apertura de la fiscal Meléndez, quien sostuvo que el estatus de celebridad significaba que «tenía a su disposición a jóvenes fans» y que atesoraba a sus víctimas «como objetos».
La fiscal dijo que éste utilizó «todos los trucos del manual del depredador», acercándose a las menores, preparándolas a ellas y a sus familias con promesas de que podría ayudarlas en sus carreras para luego abusar de ellas sexualmente.
Meléndez añadió que el cantante utilizaba guardaespaldas, conductores, abogados y contadores para encubrir los delitos.
Sobornaba a sus víctimas fotografiándolas y filmándolas mientras mantenían relaciones sexuales con él y luego las amenazaba con publicar las grabaciones.
«(Kelly) imponía castigos crueles y degradantes (a quienes incumplían sus exigencias, incluyendo) violentos azotes y palizas», añadió la fiscal.