Lee Jae-yong, líder de Samsung, se presentó ante el tribunal de Seúl que lo juzga por supuesto fraude y manipulación de activos, apenas una semana después de haber salido de prisión, donde estuvo recluido por corrupción, gracias a un indulto del gobierno.
Lee fue acusado formalmente el pasado septiembre de varios delitos en torno a la polémica fusión de dos empresas del grupo en 2015 que reforzaron su control sobre el conglomerado.
El empresario y varios ejecutivos están acusados de manipulación de precio de activos bursátiles, de violar la ley de auditorías externas y de llevar a cabo prácticas comerciales desleales.
La fiscalía cree que se infló artificialmente el valor de Cheil Industries, una de las dos empresas del grupo que se fusionaron y de la que Lee era el accionista mayoritario, y se hizo lo opuesto con la otra compañía implicada, Samsung.
Se cree también que se infló en unos 4.5 billones de wones (unos 3 mil 823 millones de dólares) el valor de Samsung Bioepis, empresa de riesgo compartido entre la estadounidense Biogen y Samsung Biologics, la cual es a su vez subsidiaria de Cheil.
Lee, que ha negado todos los cargos ante el tribunal que lo juzga, salió el pasado 13 de agosto de prisión -donde estuvo ingresado más de un año y medio por su papel en la trama de corrupción de la llamada «Rasputina» surcoreana- gracias a un perdón concedido por el Gobierno con base en que había cumplido ya 60 por ciento de su condena.
El ejecutivo no quiso contestar este jueves a los periodistas a la entrada de los juzgados a cuenta de la prohibición de trabajar para el grupo Samsung durante cinco años a la que está sujeto para poder mantener la libertad condicional.
Sin embargo, tal y como ha recordado hoy mismo el ministro de Justicia, Park Beom-kye, Lee lleva ya cinco años sin percibir sueldo alguno de Samsung ni ostentar ningún cargo ejecutivo, por lo que técnicamente su labor para el conglomerado no puede ser sancionada.
El gobierno argumentó además al concederle el indultó el «interés nacional» para la economía, puesto que Lee lidera el grupo empresarial que genera 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) surcoreano.
El magnate tiene también pendiente con la justicia surcoreana otra causa por el supuesto uso recreativo de propofol, un fármaco inyectable que se utiliza como anestésico en determinados procedimientos médicos.