Al menos 60 personas de Afganistán y 12 militares de Estados Unidos fallecieron tras dos ataques terroristas suicidas en las afueras del aeropuerto de Kabul, según funcionarios de ambos países.
Una tercera explosión se escuchó en Kabul, según corresponsales de AFP. El Estado Islámico se adjudicó los ataques, según la organización SITE, de monitoreo de actividad terrorista.
Un funcionario afgano informó que otros 143 afganos resultaron heridos. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a los medios de comunicación.
Por su parte, funcionarios estadounidenses dijeron que 12 militares de Estados Unidos también murieron en el ataque.
Terroristas suicidas atacaron el jueves las abarrotadas puertas del aeropuerto de Kabul con al menos dos explosiones, provocando una masacre entre civiles y tropas estadounidenses y cerrando en la práctica el puente aéreo occidental para afganos desesperados por huir.
No había un número exacto de civiles afganos muertos, pero imágenes de vídeo subidas por periodistas afganos mostraban decenas de cuerpos de personas muertas fuera del aeropuerto.
Una zanja acuática junto a la valla del aeropuerto estaba llena de cadáveres ensangrentados, algunos de los cuales eran sacados y colocados en montones al lado del canal mientras civiles llorosos buscaban a sus seres queridos.
Varios países occidentales afirmaron que el transporte aéreo de civiles había terminado de hecho, ya que Estados Unidos había sellado las puertas del aeropuerto, dejando sin salida a decenas de miles de afganos que trabajaron para Occidente durante dos décadas de guerra.
Un hospital quirúrgico dirigido por una organización humanitaria italiana dijo que estaba tratando a más de 60 heridos, mientras que el Pentágono informó que había personal estadounidense entre los afectados.
La explosión se produjo en medio de la multitud que se agolpaba en el exterior del aeropuerto con la esperanza de escapar en un puente aéreo que, según Estados Unidos, iba a terminar el martes, tras la rápida toma del país por los talibanes.
Funcionarios estadounidenses ya habían señalado a la filial afgana del Estado Islámico, ISIS-Khorasan, que se ha erigido en enemiga tanto de Occidente como de los talibanes.
Un testigo que se identificó como Jamshed dijo que fue al aeropuerto con la esperanza de conseguir una visa para viajar a Estados Unidos. «Hubo un ataque suicida muy fuerte y potente en medio de la gente. Muchos murieron, incluidos estadounidenses.
Hubo muchos muertos y heridos», afirmó.
Los talibanes no identificaron a los atacantes, pero un portavoz los describió como «círculos del mal» que serán reprimidos una vez que se vayan las tropas extranjeras.
Washington y sus aliados habían instado el jueves a los civiles a mantenerse alejados del aeropuerto, citando la amenaza de un ataque suicida del Estado Islámico.
Retirada de tropasLos países occidentales han evacuado a casi 100 mil personas, en su mayoría afganos que les ayudaron, en los últimos 12 días. No obstante, reconocen que muchos miles más se quedarán atrás. Los últimos días del puente aéreo se usarán principalmente para retirar tropas.
«Las puertas del aeropuerto están ahora cerradas y ya no es posible hacer entrar a la gente», dijo el jueves la ministra noruega de Asuntos Exteriores, Ine Eriksen Soereide.
«Nos habría gustado quedarnos más tiempo y rescatar a todo el mundo», dijo a periodistas el jefe en funciones del Estado Mayor de la Defensa de Canadá, el general Wayne Eyre.
Biden ordenó la salida de todas las tropas de Afganistán para fin de mes para cumplir con el acuerdo de retirada con los talibanes negociado por su predecesor, Donald Trump. Esta semana rechazó las peticiones de los aliados europeos de más tiempo.
El abrupto colapso del Gobierno respaldado por Occidente en Afganistán tomó por sorpresa a las autoridades estadounidenses y corre el riesgo de revertir los avances logrados, sobre todo en los derechos de las mujeres y las niñas.
Biden ha defendido la decisión de marcharse, diciendo que las fuerzas estadounidenses no podían quedarse indefinidamente.
Pero sus críticos afirman que la fuerza, que llegó a contar con más de 100.000 efectivos, se ha reducido en los últimos años a unos pocos miles de soldados que ya no participan en los combates sobre el terreno y se limitan principalmente a una base aérea.
La violencia de Estado Islámico crea un dolor de cabeza para los talibanes, que han prometido que su victoria traerá por fin la paz a Afganistán. Los combatientes que reclaman lealtad al grupo islamista comenzaron a aparecer en el este del país a fines de 2014 y tienen una reputación de extrema brutalidad.
Los talibanes han animado a los afganos a quedarse, al tiempo que han dicho que los que tengan permiso para salir del país podrán hacerlo una vez que las tropas extranjeras se vayan y se reanuden los vuelos comerciales.
Asimismo, han dicho que respetarán los derechos humanos de acuerdo con la ley islámica y que no permitirán que los terroristas actúen desde el país.