
Por Carolina Salomón
Don José Socorro Suárez García es el reflejo de longevidad, ya que cuenta 99 años de edad y no padece ninguna enfermedad.
Ya no socializa pues con los años ha ido perdiendo el sentido del oído y la vista y la sociedad actual no comprende las dificultades que tienen los adultos mayores.
Debido a lo anterior y a que su condición física no es la misma que antes se ha vuelto un hombre muy solitario que se la pasa sentado o acostado en su habitación en donde ve pasar el tiempo.
Su deseo es llegar a los 100 años el próximo 29 de diciembre, esperando que Dios le de mucha resistencia como hasta el día de hoy.
“Los años que he vivido me han enseñado a vivir las horas de vida que me toca vivir, no es fácil, pero hay que hacerle la lucha a poder sobrevivir”, dijo.
No le llama la atención salir del Asilo de Ancianos y conocer Monclova porque ya no apreciaría nada de lo que había antes.
“Mi visión es muy pobre, mis oídos ya no funcionan, y en Monclova ya no voy a apreciaría nada de lo que había antes así es que prefiero estar pacífico, aquí”, señaló.
Hace 3 años que llegó a la residencia donde brindan cuidados a 22 abuelitos, sus hijos decidieron internarlo después de que se quebró la cadera y a raíz de los pocos movimientos que podía hacer.
LLORA AUSENCIA DEL AMOR DE SU VIDA
Procreó 7 hijos con Zapopan Sosa quien murió a los 93 años de edad y por la que en ocasiones llora por su ausencia y es que fue el gran amor de su vida, su única compañera de vida pues los hijos crecieron y cada uno tomó su camino de modo que al final solo quedó él y su esposa.
“Se siente la ausencia por determinados detalles, pero viene el otro punto, no la podía atender, me tocó así despedirla porque no me podía mover porque estaba recién operado, no podía hacer absolutamente nada más que estar sentado o acostado”, recordó.
Desafortunadamente un hijo se le murió y solo uno radica en el municipio de Monclova, el resto se mudó a otra ciudad y sabe que tiene nietos y piensa que algunos hasta lo hicieron bisabuelo.
“En el asilo no me siente solo, me tratan de maravilla, pero ya no platico con gente por la vejez, ya la gente no se adapta fácil a alguien que le falla la vista y el oído”, comentó.
Nunca en su vida había ingerido medicamentos, hasta hoy por la fractura de cadera que tuvo y la cual lo mantiene solo en dos posturas, costado o sentado.
SU SEGUNDA PANDEMIA
Entrevistado con relación a la situación que atraviesa el país y el mundo por el Covid-19, mencionó que de joven le tocó vivir una pandemia pero no recuerda con exactitud el nombre de la enfermedad pero fue un momento en que a las personas las obligaron a usar mascarillas faciales.
“Hoy estoy sorprendido con esto, tantos avances que tenemos en este mundo y no han encontrado como parar ese virus, no ha avanzado nada nuestro México”, dijo.
Considera que el mundo actual está muy desordenado y afortunadamente la pandemia que vivió fue por muy cortó tiempo que no le puso atención porque no le gusta saber sobre las enfermedades.